martes, 13 de enero de 2009

Palästinalied

Como el martes 13 es día de supersticiones, podemos recordar, al hilo de esta canción de Walther von der Vogelweide (c. 1170 - c. 1230), una mucho más macabra por la cantidad de muertes que ha justificado desde hace dos milenios.

Kristen juden und die heiden
jehent daz dis ir erbe sî
got müesse ez ze rehte scheiden
dur die sîne namen drî
al diu werlt diu strîtet her
wir sîn an der rehten ger.
reht ist daz er uns gewer



Cristianos, judíos y paganos 
reclaman ser su patrimonio
Dios lo hará del modo justo 
por sus tres nombres. 
El mundo entero llega a luchar aquí 
- nuestra causa es justa. 
y por ello Él nos la asignará.


Muy versionada por grupos de folk y de rock, no encuentro ahora interpretaciones que me gusten mucho. A ver ésta.

lunes, 5 de enero de 2009

Here is my song for the asking

Here is my song for the asking
Ask me and I will play
So sweetly, Ill make you smile

This is my tune for the taking
Take it, dont turn away
I've been waiting all my life

Thinking it over, I've been sad
Thinking it over, I'd be more than glad
To change my ways for the asking

Ask me and I will ply
All the love that I hold inside


Paul Simon, "Song For The Asking." (Simon & Garfunkel - Bridge Over Troubled Waters). No me gustan mucho las imágenes (¡salen payaaaachos!), pero bueno... es el vídeo que he visto...




domingo, 4 de enero de 2009

La noche (Lope de Vega y Vivaldi)

De este soneto de Lope que copio a continuación, la primera palabra que quizás nos sorprende es el arabismo "embeleco". Covarrubias (Tesoro de la lengua castellana) lo define así (y la deficición nos parece casi tan bonita como el poema): "Embeleco" es "engaño o mentira con que alguien nos engaña divirtiéndonos (o sea distrayéndonos, robándonos el tiempo) y haciéndonos suspender el discurso (o sea volviéndonos locos) por la multitud de cosas que enreda y promete".

A la noche

Noche, fabricadora de embelecos,
loca, imaginativa, quimerista,
que muestras al que en ti su bien conquista
los montes llanos y los mares secos;

habitadora de cerebros huecos,
mecánica, filósofa, alquimista,
encubridora vil, lince sin vista,
espantadiza de tus mismos ecos:

la sombra, el miedo, el mal se te atribuya,
solícita, poeta, enferma, fría,
manos del bravo y pies del fugitivo.

Que vele o duerma, media vida es tuya:
si velo, te lo pago con el día,
y si duermo, no siento lo que vivo.



Lorenzo Cavasanti y Fabio Biondi

sábado, 3 de enero de 2009

La Fiesta de Enrique Ugarte: Jazz para el Año Nuevo

[1 de enero de 2009. Concierto de Año Nuevo. Varios y Enrique Ugarte, Swing para gran orquesta. Astor Piazzolla y Enrique Ugarte, Adiós Nonino, Libertango.  Shostakovich, Tahiti Trot, “Vals” de la Suite de Jazz n. 2. George Gershwin y Enrique Ugarte, Gesrhwin’s songs. Tradicional y Enrique Ugarte, Ume Eder Jazz. Chick Corea y Enrique Ugarte, La fiesta de Armando. Orquesta de Córdoba. Susana Raya, canto; Josetxo Silguero, saxo; Manfred Manhart, piano; Christian Lachotta, contrabajo; Carlos Lara, batería. Enrique Ugarte, acordeón y dirección. Gran Teatro de Córdoba. 20:30 horas. Lleno. Valoración: 4]

 

Magnifica lección de jazz y magnífica lección de música las ofrecidas el día de Año Nuevo por la Orquesta de Córdoba. Nuestra formación se hizo acompañar para el evento de un muy eficaz cuarteto de jazz (saxo, piano, contrabajo y batería) y de la cantante cordobesa Susana Raya, que también ofreció momentos de emoción, a pesar de que su voz pudiera parecer más adecuada a la insinuación y al susurro (pequeñas formaciones, locales íntimos) que a la exhibición de poderío que parecen exigir orquestas y auditorios grandes. Falta recalcar que el principal protagonista de la noche fue sin duda el español afincado en Alemania Enrique Ugarte; y no sólo por su excelente dirección, sino también por ser el padre de la estupenda idea del programa, porque firmaba los arreglos de todas las piezas, porque tocó el acordeón llevándolo en cada momento al límite de sus posibilidades expresivas y porque sostenía con entusiasmo el empuje de un ambiente festivo que, si no llegó todavía a más, fue en buena parte por las características no suficientemente heterogéneas del público de abono que llenaba el Gran Teatro.

            Cada una de las dos partes del concierto estaba estructurada en tres bloques de desigual duración. Los de la primera parte, la más enjundiosa en cuanto a obras,  incluían piezas de Cole Porter, Glenn Miller, Leo Wood, Astor Piazzolla y Dimitri Shostakovich. Los de la segunda, brillante también en cuanto a interpretación e improvisación, estaban formados a partir de piezas de George Gershwin y Chick Corea.

            El arranque sonó espectacular. La orquestaciones de Ugarte para las obras maestras de Porter (Night and day), Miller (A string of pearls) y Wood (Running wild) ponían a prueba las capacidades de la Orquesta de Córdoba impostando las maneras de las grandes orquestas de swing de los cuarenta. Y la prueba se superó con creces.

            El espectáculo dejó paso a la emoción en el segundo bloque, que para mí fue uno de los momentos mágicos de la noche. Vestidas de jazz, las obras de Piazzolla llenaron de poesía la velada. Especialmente sentimental sonó Adios Nonino, con momentos bellísimos entre el acordeón de Ugarte y el violín de la estupenda Isel Rodríguez. Y lleno de garra el Libertango, que nos permitió apreciar las cualidades improvisatorias del cuarteto jazzístico (especialmente brillantes el saxo y el piano), habilidades que se evidenciarían aún más en la segunda parte. La primera concluyó de manera hermosa con dos aproximaciones de Shostakovich al jazz. Es posible que Tahiti Trot (orquestación de 1927 de una canción de musical: Te for two) sonara algo desangelada, pero la orquesta y su director volvieron a lucirse en el soberbio vals (simpático guiño de Ugarte a la tradición de un Concierto de Año Nuevo) de la Suite de jazz n. 2.

            Tras el descanso, vinieron canciones de George Gershwin. Susana Raya cantó con corrección las muy hermosas Someone to watch over me (de 1926, con letra del hermano del compositor) y How long has this been going on (del año siguiente, también con letra de Ira Gershwin); y luego, ya más suelta, un popurrí estupendo, formado por tres más, que terminaba con Somebody loves me.

            Siguió una formidable versión de Ume Eder Bat (“Una bella criatura”), considerada hoy tradicional del País Vasco, pero compuesta, como tantas otras que ya tienen ese carácter, por José María Iparraguirre. Se trataba obviamente de una versión instrumental, en clave de jazz (Ume Eder Jazz se titula el arreglo de Ugarte), de la emotiva melodía de la canción. Jazz de enorme calidad expresiva antes del fin de fiesta (La Fiesta de Armando rezaba el programa), realizado en torno a dos exitosos estándares del pianista estadounidense Chick Corea: La Fiesta y Spain. Susana Raya logró en ambos algunos buenos momentos de scat.

            El swing murió oficialmente en 1945, coincidiendo con la depresión económica de la II Guerra Mundial. Ya no había dinero para sostener a los músicos que componían las grandes orquestas. Sólo en un par de meses se disolvieron más de cincuenta big bands americanas. Ojalá la crisis de ahora no reste recursos a la cultura y nuestra magnífica orquesta siga llenando de belleza infinitas veladas como ésta. ¡Y Feliz Año Nuevo!

      

Antonio Torralba

[Publicado hoy en El Día de Córdoba]

viernes, 2 de enero de 2009

Delirio amoroso (Haendel)

Me gustaría poner dos versiones buenísimas de un aria maravillosa de Haendel. Es la segunda de la cantata Delirio amoroso (HWV 99). En la primera versión canta Natalie Dessay y en la segunda (mi favorita; espera, ¿no era mi favorita la otra?) Magdalena Kozena.

Per te lasciai la luce,
ed or che mi conduce
amor per rivederti,
tu vuoi partir da me.
Deh! ferma i passi incerti,
o pur se vuoi fuggir, dimmi, perché?






Natalie Dessay (soprano)
Atsushi Sakaï (Viola da gamba)
Le Concert D`Astrée/Emmanuelle Haïm
Sello: EMI Classics

Video realizado por civileso.



Magdalena Kožená, Mezzo-Soprano
Marc Minkowski, Les Musiciens du Louvre
Sello: Archiv

Vídeo realizado por Gudrun74

jueves, 1 de enero de 2009

Las huellas de Dylan

Una amiga del blog (y mía), María Luisa, nos envía una breve crónica de la proyección LAS HUELLAS DE DYLAN de Fernando Merinero, que tuvo lugar hace unos días en la FILMOTECA, aquí en Córdoba. ¡Gracias, María Luisa!




Ayer estuve viendo el Documental de Dylan que le recomendé en la Filmoteca. Yo nací cuando él empezó a componer, pero me encanta; pensaba que como era sobre la gira que dio en diferentes provincias españolas, escucharíamos algunas canciones de sus conciertos. ¡Pues no le vimos ni el pelo! Ni una sola canción entera, por lo que resultó muy pesado.
Los comentarios fueron de Amaral, del incomparable Sabina, que, por cierto, estaba “pasao” como siempre. El más certero en sus críticas, Luis Eduardo Aute, estaba ya muy mal de salud, con su guitarra y un cigarrillo entre los dedos...
Críticos de cine, de música, escritores, bohémios y un sinfín más ofrecieron su visión de Dylan. También lo hicieron sus fans, que lógicamente lo idolatran hasta el fanatismo. Por cierto, de todas las edades, desde niños de seis años, iniciados por sus padres, a personas de la edad de él. De todas las clases sociales, españoles y extranjeros; y los que en los años setenta fueron hippies, ¿recuerda?.
Me llamó la atención lo que dijo un crítico musical en su día: Viene Bob Dylan. ¡No canta, no toca, no baila, pero imprescindiblemente hay que irlo a ver; Igual que a Lola Flores!
La opinión que más me gustó decía más o menos así: La música no es como la pintura, que podemos enmarcarla en un cuadro para mirar. La música vuela libre como el viento, camina libre, es el arte más espiritual.