viernes, 23 de julio de 2010

Nostalgia del Sur

[21 de julio de 2010. XXX Festival de la Guitarra de Córdoba. Isaac Albéniz/ J. Manuel Delgado, Córdoba. Wulfin Lieske, Córdoba Concerto. Igmar Alderete, Nostalgia del Sur. Joaquín Rodrigo, Concierto de Aranjuez. Wulfin Lieske y Manuel Barrueco, guitarras. Orquesta de Córdoba. Juan Luis Pérez, dirección. Gran Teatro de Córdoba. 21:00 horas]

Manuel Barrueco es un guitarrista fuera de serie. Reúne cualidades técnicas e interpretativas muy variadas y sus actuaciones rara vez defraudan. Su magnífica versión del Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo (1901-1999), junto a una espléndida Orquesta de Córdoba dirigida por el jerezano Juan Luis Pérez, fue largamente aplaudida por el público que no llegó a llenar el miércoles el Gran Teatro. Y eso que, sobre el papel, la velada ofrecía atractivos indudables: además del reseñado plato fuerte, el programa contaba con dos estrenos absolutos (un concierto para guitarra de Wulfin Lieske y una obra orquestal de Igmar Alderete) y uno “relativo”: la orquestación de José Manuel Delgado de la inmortal página pianística dedicada a Córdoba por Isaac Albéniz.
            El concierto comenzó brillantemente con esta última. Córdoba sonó muy hermosa vestida con los elegantes nuevos colores que le prestaba nuestra orquesta, gracias a la hermosa versión del sevillano José Manuel Delgado (1949).
            La magia se deshizo en parte en la obra siguiente (Cordoba Concerto), no tanto por la no muy lograda interpretación de su autor e intérprete solista, el austriaco Wulfin Lieske, sino sobre todo por la desacertada decisión de amplificar los instrumentos de una manera muy extraña. Los timbres aparecían muy distorsionados; la guitarra, aunque por momentos se perdió, casi siempre sonaba a un volumen desproporcionado y con un timbre metálico poco agradable; el papel difícil del bajo eléctrico (ausente el solista en el deficiente programa de mano) sonaba desdibujado, sin definición. Estas circunstancias dificultaban la atención sobre una obra de estética ecléctica, no exenta de atractivos y de referencias al paisaje sonoro de la ciudad.
            La segunda parte recuperó el tono inicial con la pieza del cubano afincado en Córdoba Igmar Alderete Acosta (1969). Nostalgia del Sur, dedicada a Manuel de Falla, une también, como la anterior, elementos procedentes de músicas muy diversas con ese resultado entre moderno y clásico que solemos asociar a las buenas bandas sonoras.
            El broche de oro de la noche, ya lo hemos adelantado, fue la magnífica versión de Barrueco de la más famosa de las obras de guitarra. En una apuesta por los valores seguros revisitados con maestría, el guitarrista cubano agradeció los largos y merecidos aplausos con una sentida versión de Granada de Albéniz.
           
       Antonio Torralba

jueves, 22 de julio de 2010

Homenaje a la guitarra

[19 de julio de 2010. XXX Festival de la Guitarra de Córdoba. La guitarra en el tiempo del poeta Miguel Hernández. Salvador Bacarisse, Preludio e Intermezzo. Quintín Esquembre, Vals brillante, Canción playera, Zapateado. Vicente Asencio, Tango de la casada infiel, Fandango del cañamelar. Joaquín Turina, Fantasía sevillana. Óscar Esplá, Tempo di sonata. Eduardo López Chávarri, Homenaje a Andrés Segovia. Manuel de Falla, Homenaje “Le tombeau de Debussy”. Julián Bautista, Preludio y Danza. Ignacio Rodes, guitarra. Teatro Cómico Principal. 21:30 horas. Media entrada. Valoración: 3]
Interesante e infrecuente programa el que pudimos disfrutar el lunes en el Teatro Cómico Principal a cargo del excelente guitarrista alicantino Ignacio Rodes. Recogía, fundamentalmente, música de compositores españoles que, siguiendo el magisterio de Falla, intentaron trascender el Nacionalismo haciéndolo convivir con las tendencias neoclásicas y vanguardistas que llegaban de Europa. Corrían los años veinte de la pasada centuria y, como esto coincidía con el empeño de la excelente pléyade de poetas de la época, a veces se conoce a algunos músicos de esta generación como “del 27” (otros la llaman también “de la República”). En ella se encuadran inequívocamente los madrileños Salvador Bacarisse (1898-1963) y Julián Bautista (1901-1961), protagonistas junto con el alicantino Óscar Esplá (1889-1976), de las obras más profundas y difíciles de la velada. En su interpretación Rodes hizo gala de su hondo conocimiento del repertorio, si bien no logró alcanzar la limpieza técnica que lo caracteriza y lo ha hecho famoso.
Más deleitosa resultó la escucha del resto de las obras del programa. Si las primeras asombraban por su exigencia y densidad, las obritas de Manuel de Falla (1876-1946) en homenaje a Debussy, de Vicente Asencio (1908-1979) en homenaje a Lorca y las simpatiquísimas de Quintín Esquembre (1895-1965), el autor de la famosa Si vas a Calatayud, llenaron el escenario de aquella virtud sin la que –Stevenson lo dijo- todas las demás son inútiles: el encanto. Brilló en los evocadores ritmos de danza de las piezas de los tres autores citados, pero muy especialmente en esa habanera lenta sobre la que se levanta Le tombeau de Debussy.
Especial momento musical y cultural el que generó la España literaria y artística de aquellos años veinte en torno a la guitarra, gracias en buena parte a la citada obra de Falla y al esfuerzo y talento interpretativo de un guitarrista excepcional, Andrés Segovia. El linarense se esforzó en animar a los autores de su generación, la inmediatamente anterior a la del 27, a sumar esfuerzos en pro del instrumento. A esa “Generación del 98” pertenecieron los otros dos autores del recital, Eduardo López Chávarri (1871-1970) y Joaquín Turina (1882-1949). Con ellos también, Rodes nos hizo sentir “nacidos entre guitarras” como dejó escrito de los andaluces el poeta Miguel Hernández, el gran homenajeado en esta noche de homenajes.
Antonio Torralba

viernes, 16 de julio de 2010

Gran David Russell

[14 de julio de 2010. XXX Festival de la Guitarra de Córdoba. Fernando Sor, Morceau de concert pour la Princesse Adelaïde. F. Couperin, Tres piezas. J. S. Bach, Sinfonías de Cantatas, Suite BWV 1034. A. Neves, Choro, Valsa, Pinheirada. F. Kleynjans, Arabesque en forme de caprice. Isaac Albéniz, Cuba, Granada, Rumores de la Caleta. David Russell, guitarra. Teatro Cómico Principal. 21:30 horas]

Ya destacábamos el año pasado por estas fechas (a propósito, entonces, del recital de Russell en la Sala Orive) las características esenciales de este gran intérprete: originalidad programando, prodigiosa técnica y sentido del espectáculo. Un poquito menos perfectas que en aquella ocasión, las citadas cualidades de este habitual de nuestro festival brillaron el jueves en un Teatro Cómico Principal que se quedó pequeño para acoger a todo el publico que quería escucharlo.

Como aquel siete de julio del 2009, David Russell combinó sus magistrales transcripciones de música barroca (Bach, fundamentalmente) y de piezas de Albéniz, con obras de clásicos de la guitarra (Fernando Sor) y de autores menos conocidos: Armando Neves, en esta ocasión. Incluyó asimismo una estupenda obra que le fue especialmente dedicada por su autor: Arabesque en forme de caprice de Francis Kleynjans, dedicada a la memoria de Tárrega. Y, como no podía ser de otra manera, también el miércoles logró entusiasmar al respetable, que fue obsequiado hasta con tres propinas y unas emotivas palabras llenas de gratitud y de recuerdos para quienes han venido haciendo posible el treintañero festival al que Russell acudió por primera vez en su tercera edición.

Antonio Torralba


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jueves, 15 de julio de 2010

miércoles, 14 de julio de 2010

Fantasía romántica





[12 de julio de 2010. XXX Festival de la Guitarra de Córdoba. Fantasía Romántica. Johann Kaspar Mertz, Canción sin palabras, Polonesa, Elegía, Introducción y rondó brillante op. 11, Fantasía húngara. Franz Schubert, Serenata. Mateo Carcassi, Quince estudios. Napoleon Coste, Les soirées d’Auteuil, Capricho sobre “La Cachucha” op. 15, Rondó de concierto op. 12. Carmen Ros, guitarra. Teatro Cómico Principal. 21:30 horas]

Excepción brillante dentro de la ausencia este año de guitarras históricas en cursos y conciertos, el lunes pudimos escuchar un precioso recital de guitarra romántica tocado en una encantadora copia de época por la solista murciana Carmen Ros.
La primera parte estuvo dedicada íntegramente a la obra del austriaco de adopción Johan Kaspar Mertz (1806-1956) y la segunda a otros dos románticos: el italiano Mateo Carcassi (1792-1853) y el francés Napoleon Coste (1805-1883).
La música de Mertz, no demasiado conocida, se escucha sin embargo con enorme interés. Llama la atención su fuerte impronta romántica, muy diferente de la de otros guitarristas más conocidos de ese período, como Carulli, Giuliani, Sor o Aguado. Además de su transcripción de la célebre Serenata de Schubert, deliciosamente interpretada por Ros, los propios títulos de las piezas de Mertz evocan la estirpe de los autores que influyeron en la música de este hombre, cuya biografía (con un envenenamiento involuntario a cargo de su esposa pianista, entre otros avatares) bien daría para una novela: Canción sin palabras evoca a Mendelssohn, Polonesa o Fantasía húngara a Chopin… La obra maestra de Mertz es Elegía, pieza que no figuraba en el programa por error, pero que Carmen Ros interpretó en tercer lugar con notable maestría y haciendo brillar las virtudes de su pequeño instrumento antiguo a la hora de cantar con diferente timbre por las cuerdas agudas. Una encantadora desigualdad que los guitarreros de la siguiente centuria sacrificarían en aras sobre todo del volumen.
Un poquito menos interesante musicalmente aunque, y a pesar de la rotura accidental de una uña, a la misma altura interpretativa, la segunda parte comenzó con una imaginativa versión de quince de los brevísimos estudios de Mateo Carcassi y se centró en la obra de Napoleon Coste, con cuyo espectacular Rondó de Concierto op. 12 finalizó la parte oficial del recital. Luego, tras reparar en un minuto su uña quebrada, la elegante intérprete nos deleitó con dos piezas más: unas variaciones de Mertz sobre El Carnaval de Venecia y la transcripción de Tárrega de un vals de Chopin.


Antonio Torralba
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martes, 13 de julio de 2010

Fiesta de la guitarra

[11 de julio de 2010. XXX Festival de la Guitarra de Córdoba. Aleluya por Córdoba. Isaac Albéniz, El Puerto. Paco Serrano, Serranas. Isaac Albéniz/ Javier Riba/ Paco Serrano, Albéniz Flamenco. Javier Villafuerte, Castillos de Sal. Javier Riba, Acerca de la Felicidad. Vicente Amigo, Poeta. José Manuel Hierro, Alegrías de Córdoba, Tanguillos a Leo Brouwer, Suite cordobesa. Paco de Lucía, Entre dos aguas, Bulerías. Dorantes, Orobroy. Manolo Sanlúcar, Caballo Negro. Leo Brouwer, Aleluya por Córdoba. Javier Riba, Paco Serrano, Igor Nedelkjkovic, guitarras. Cristina Llorens, percusión. Orquesta de Plectro de Córdoba (Juan Luis González, director). Orquesta de Guitarras de Córdoba (José Manuel Hierro, director). Coro Ziryab (Javier Sáenz-López, director). Teatro de la Axerquía. 23:30 horas]

Trasladada desde su ubicación inicialmente prevista (la Plaza de Capuchinos) al Teatro de la Axerquía, la fiesta musical proyectada por Leo Brouwer arrancó a eso de la media noche del domingo con un evocador diálogo entre los guitarristas Javier Riba y Paco Serrano en torno a dos piezas de Isaac Albéniz. Con el concurso de numerosos músicos más, unidos por Córdoba y su emblemático instrumento de cuerda, siguieron doce piezas de variada estética que conformaron un ameno y festivo espectáculo. El momento cumbre fue sin duda el estreno de la obra de Leo Brouwer dedicada al Festival. El Aleluya por Córdoba, parcialmente repetido como bis con un guiño a la victoria de la Selección Española de Fútbol (en una sección semi improvisada de la pieza sonó un fragmento del himno de España), es una nueva versión elaborada por el compositor cubano de su Cántico de Celebración (2000) para coro mixto. Entusiasmó al público que llenaba la zona de sillas del teatro, en mayor medida aún que el resto de obritas que hilvanaron la fiesta: los arreglos flamencos de José Manuel Hierro para conjunto de guitarras y las dos interesantes piezas a cargo de la Orquesta de Plectro de Córdoba. Fue una sorpresa comprobar la original sonoridad que obtuvieron de la misma las dos partituras de Javier Villafuerte (Castillos de Sal) y Javier Riba (Acerca de la Felicidad), sabiamente dirigidas por Juan Luis González.

Antonio Torralba

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sábado, 10 de julio de 2010

Virtuosos de la guitarra

[8 de julio de 2010. XXX Festival de la Guitarra de Córdoba. Tárrega y Albéniz 100º Aniversario. Isaac Albéniz, Asturias, Granada, Rumores de la Caleta, Torre Bermeja, Córdoba, Sevilla. Francisco Tárrega, Preludio n. 1, Lágrima, ¡Adelita!, ¡Marieta! Mazurca en sol, Danza Mora, Tango María, Endecha, Rosita, Capricho Árabe, Gran Jota. Pepe Romero, guitarra. Teatro Cómico Principal. 21:30 horas]

Menos diversificada e imaginativa que la dedicada a la música pop, la programación, digamos, culta del Festival de la Guitarra arrancó el pasado jueves con un magnífico recital de Pepe Romero. Era el homenaje que el maestro preparó para conmemorar el año pasado los cien transcurridos desde la muerte de los dos compositores que llenaron su actuación: Albéniz y Tárrega.

Isaac Albéniz (1860-1909), como es bien sabido, no compuso para la guitarra, aunque su música pianística parece influida por el instrumento español por antonomasia, y ha sido objeto de tantas transcripciones e interpretaciones que piezas como la que abrió el recital del jueves (Asturias) resuenan en el imaginario colectivo tan “de guitarra” como las del otro protagonista de la noche. En efecto, Francisco Tárrega (1852-1909) fue un extraordinario guitarrista y, como compositor, una muestra de que el genio musical puede manifestarse también en los géneros que la historia de la música ha dado en considerar menores, como la llamada “música de salón”, en la que se insertan también, por otra parte, muchas piezas del genial Albéniz.

Ambos autores unieron la música del período romántico en que nacieron con las del Nacionalismo (y otros ismos) entre las que se desenvolvió su madurez, encontrando la fórmula que propició la mejor aportación hispana a la música desde el Renacimiento. Y el jueves tuvieron la suerte póstuma (la música, para serlo, necesita intérpretes) de caer en las manos del mago de la guitarra Pepe Romero, manos capaces de volver fáciles los pasajes más endiablados y andar todavía sobradas para buscar la emoción y la poesía. Un público conocedor aplaudió entregado cada interpretación y arrancó dos propinas que prolongaron un ya de por sí generoso recital: Fantasía Cubana de Celedonio Romero y, antes, Recuerdos de la Alhambra, sin cuyo concurso (como recordó el intérprete al anunciarla) cualquier homenaje a Tárrega quedaría incompleto. Si es que lo necesitara verdaderamente un autor cuya música ha anunciado mortadelas (la obra del bis), acompañado a Shakira (Capricho árabe) e incluso anda sonando en cientos de miles de teléfonos móviles (Gran Vals) con la famosa “Nokia tune”. Lástima que no fuera de esa marca el que sonó en la segunda parte rompiendo por un instante la magia del momento. Hubiera sido un guiño para animar a todos (público, organizadores e intérpretes) a repensar qué es lo clásico y qué lo pop.

Antonio Torralba

[Publicado hoy en El Día de Córdoba]

Ah, la melodía del Nokia:





jueves, 8 de julio de 2010

Los caballos de Chauvet




Sobre las sorprendentes imágenes de caballos de la cueva de Chauvet trata el segundo capítulo del libro Autobiografía sin vida de Félix de Azúa que leo estos días. Ya publicó hace casi dos años un artículo interesante en El País sobre el mismo asunto emocionante, aunque ahora el libro amplía argumentos y, sobre todo, los contextualiza dentro de un proyecto mayor, cuyo conocimiento no conviene perderse. "Entre el niño que pudo ver bisontes y caballos en los muros de su hogar y aquel que nunca los vio, hay una separación inicua. La que hoy separa a un guerrero congoleño de siete años armado con una kalashnikov, de su coetáneo que lo está viendo en la pantalla" (p. 36).

[Quizás no viene mucho a cuento, pero me viene a la mente... No sé si llegarán a formar parte alguna vez del mar de las imágenes que nos conforman (espero que no) las caras que dicen ver en Bélmez un puñado de tontos listos más o menos espontáneos, más o menos organizados, a los que acaba de unirse, al parecer, otro con manejo de fondos públicos. Habrá que esperar.]