domingo, 28 de octubre de 2012

UNA DULCE ARMONÍA


[25 de octubre de 2012. Segundo concierto de abono. Concierto XX Aniversario de la Orquesta de Córdoba y XXV Aniversario del Coro de Ópera de Córdoba. Joseph Haydn, La Creación. Inmaculada Almeda, soprano. Pablo García López, tenor. Francisco Santiago, bajo. Coro de Ópera de Córdoba (Director: Diego González Ávila). Orquesta de Córdoba. Lorenzo Ramos, dirección. Gran Teatro de Córdoba. 20:30 horas]

Magnífico concierto el ofrecido el jueves con motivo de los aniversarios de la orquesta y el coro de ópera de nuestra ciudad. Cargada de simbolismos, la obra elegida prestó sus innumerables encantos al lucimiento de las dos entidades y de los tres solistas cordobeses invitados para la ocasión: la soprano pontanesa Inmaculada Almeda, el tenor Pablo García López y el bajo Francisco Santiago. Todos, bajo la dirección del flamante director de la orquesta,  ofrecieron una intensa lectura del oratorio que sobre la creación del mundo compuso Joseph Haydn emulando las majestuosas aportaciones que Haendel hizo al género.
            En efecto, durante la temporada de 1791 en Londres, Haydn quedó vivamente impresionado tras la escucha de los oratorios de Haendel interpretados en la Abadía de Westminster con generosos medios vocales e instrumentales. Según Giuseppe Carpani, estas audiciones estimularon enormemente al compositor y le hicieron meditar sobre los recursos técnicos que Haendel ponía en juego para lograr la expresión de lo grandioso. Haydn comentó a su amigo Barthélemon su deseo de componer una obra de un espíritu similar y le pidió consejo sobre el tema. Barthélemon cogió su Biblia y le dijo: "Mira, toma esto y empieza por el principio". El resultado fue una obra deslumbrante, en la que generaciones de públicos muy diversos han encontrado atractivos sin número.
            La interpretación del jueves comenzó con el escenario a oscuras para reforzar el efecto del paso de las tinieblas anteriores a la creación divina a la luz. Se hizo coincidir el famoso acorde de do mayor de toda la orquesta en fortissimo con la repentina iluminación del escenario. A partir de ahí comienzan en sucesión las delicias musicales, muchas claramente emparentadas con el mundo de las arias operísticas de la época y con el gusto dieciochesco por la pintura musical elegante. En este sentido, el haber hecho accesible al público una versión del texto cantado (en papel o mediante subtítulos) hubiera ayudado al mayor disfrute de la escucha y a una mejor valoración de la elocuente y acertadísima interpretación de los tres solistas, que sortearon con creces las dificultades de la partitura y llenaron de emoción no pocos números. Me pareció especialmente elegante el fraseo del bajo Francisco Santiago, quien también hizo gala de un envidiable manejo de la dinámica; y admiré igualmente la agradable frescura del canto del joven tenor Pablo García López y la técnica de la soprano Inmaculada Alameda.
            El coro estuvo a la altura (quizás hubiera necesitado refuerzo de la cuerda grave), la orquesta me pareció impecable (flauta encantadora) y la dirección de Lorenzo Ramos y el cuidado que se adivinaba detrás de todo el complejo montaje me hicieron pensar que vienen buenos tiempos para la música de la ciudad y que (Uriel lo canta al comienzo de la tercera parte) seremos premiados como Adán y Eva con una "dulce armonía" que nos hará sentir, también como la feliz pareja, "un sentimiento de ferviente gratitud". 
            La nota de prensa de la Orquesta anunciando el concierto comparaba metafóricamente la llegada de la formación a la vida musical  de la ciudad y el emotivo momento de la irrupción de la luz aludido antes. Pero la historia de estos veinte años es más darvinista que creacionista. Y esa evolución, que tanto debe a tanta gente, creo que tiene mucho que ver en especial con el esfuerzo y el buen hacer del que ha sido hasta ahora su gerente: Alfonso Osuna Prieto. ¡Gracias a ti también, Alfonso!

Antonio Torralba


[Publicado en EL DÍA DE CÓRDOBA]

sábado, 13 de octubre de 2012

CINCO SIGLOS EN BERNA

11.10.2012
Berna. Kulturkasino.
SONES DE INSTRUMENTOS. Músicas en Tiempos de las Navas de Tolosa



martes, 2 de octubre de 2012

MENOS MÚSICA AÚN



Quienes amamos la música somos claramente mayoría. La música es el arte masivo de nuestro tiempo y pocos renuncian a su reconfortante compañía. Un  ilustre ejemplo (y lo cito ya porque a él se refiere parte de este escrito) sería el actual ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, que recientemente (una entrevista de mayo en la revista Rolling Stone)  hablaba con pasión de su gusto por los mejores pop y rock en lengua inglesa.
            Los que, además de amar la música, pensamos que su estudio y práctica en escuelas e institutos debiera ser una realidad en las sociedades modernas, posiblemente seamos un grupo algo menos numeroso que el aludido en primer lugar. Y no se sabe muy bien si en él están los responsables educativos de los gobiernos anterior y presente, ya que el anterior redujo la presencia de esta asignatura en la ESO y el actual pretende eliminarla del Bachillerato. Es curioso que el arte de los sonidos apenas encuentre en la escuela un pálido reflejo de la importancia social e individual que tiene fuera.
            Si, continuando la progresión de nuestro razonamiento, nos referimos ahora a las personas que pensamos, además de lo anterior, que el hecho musical debiera ser objeto de estudio y análisis a través de asignaturas análogas a otras como Literatura Universal o Historia del Arte, mantenidas por Wert en su proyecto de reforma, ya vamos quedando menos. Hijos poco rebeldes del sistema educativo que vivieron, muchos políticos e intelectuales siguen pensando que merece más la pena que los bachilleres se acerquen en clase a las Señoritas de Avignon de Picasso o al Romancero gitano de Lorca que al Sombrero de tres picos de Falla. Hablar de música para muchos de ellos es limitarse a algún género menor o confesar sin pudor y entre risas que ellos son totales analfabetos musicales y/o que carecen de oído musical. O sea, visto desde el otro lado, sería como si afirmaran que les interesa mucho la música de Victoria, Mozart, Bach y Beethoven, pero en filosofía prefieren libros de autoayuda y las únicas obras literarias que conocen bien son los monólogos del Club de la Comedia. ¿Velázquez? ¿Es un pintor verdad? Es que en pintura soy un total analfabeto: soy malísimo recordando caras.
          Imagino que esta realidad de buena parte de la intelectualidad española estará en la base de que la proyectada reforma elimine la rama escénica y musical del Bachillerato de Artes, con el añadido de impedir que la asignatura Historia de la Música y de la Danza (una de sus materias de modalidad) pueda ofrecerse como optativa en el Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales, tal y como ahora se hace al menos en Andalucía.
            Pienso que, aunque nuestra especialidad no sea la educación de adultos, los profesores de música de todos los niveles de enseñanza debiéramos hacer un esfuerzo pedagógico por explicar a los responsables de las administraciones educativas (e incluso a los profesores de otras materias) que la música no sólo forma parte de la cultura, sino que además tiene un fuerte carácter de crisol que engloba y ayuda a entender muchas otras disciplinas, así como a entenderse desde ellas: la lengua, la física, la literatura, la historia social, la filosofía, las artes plásticas, los idiomas... Privar al grueso de la sociedad de un acercamiento académico al hecho musical, pensando que eso es cosa de especialistas, es un disparate, no sólo por excluir la reflexión sobre algo que forma parte de la vida de todos, sino también por desaprovechar la oportunidad de mejorar la competencia en eso que el ministro llama "instrumentales" (no, no se refiere a las músicas sin voces: se refiere a la Lengua y las Matemáticas) a través de la música. Hablar de música para hablar mejor; desentrañarla para pensar con mayor profundidad.

Antonio Torralba