CERVANTES Y LA MÚSICA 285
SOLTÓ LA VOZ A LOS VIENTOS
"Pero lo que más es de ponderar fue que, puesta de hinojos y las manos puestas y junto al pecho, la hermosa Feliciana de la Voz, lloviendo tiernas lágrimas, con sosegado semblante, sin mover los labios ni hacer otra demostración ni movimiento que diese señal de ser viva criatura, soltó la voz a los vientos, y levantó el corazón al cielo, y cantó unos versos que ella sabía de memoria, los cuales dio después por escrito, con que suspendió los sentidos de cuantos la escuchaban, y acreditó las alabanzas que ella misma de su voz había dicho, y satisfizo de todo en todo los deseos que sus peregrinos tenían de escucharla.
Cuatro estancias había cantado, cuando entraron por la puerta del templo unos forasteros, a quien la devoción y la costumbre puso luego de rodillas, y la voz de Feliciana, que todavía cantaba, puso también en admiración; y uno de ellos que de anciana edad parecía, volviéndose a otro que estaba a su lado, y díjole:
-O aquella voz es de algún ángel de los confirmados en gracia, o es de mi hija Feliciana de la Voz.
-¿Quién lo duda? -respondió el otro-. Ella es, y la que no será, si no yerra el golpe éste mi brazo."
(LOS TRABAJOS DE PERSILES Y SEGISMUNDA)
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