La música une y desune, aplaca e irrita, alegra y entristece. Rara vez deja indiferente, pero pocas veces produce el efecto esperado. Si algo tienen en común las músicas de todo tiempo y lugar es que modifican el estado de ánimo; nos invaden para que nuestra psique les dé un sentido. Un miniaturista de la corte de Alfonso X pintó juntos a dos juglares: un cristiano y un árabe; al lado, una jarra de vino. Y ahora nosotros le buscamos explicaciones a esa imagen que contradice la realidad política del momento. Quizás la música ya no es sólo el dictado de una fe, sino el placer de una técnica de toque, de unos ritmos…, la imitación de unos adornos que asombran y seducen. Por la mañana se guerrea y por la noche el enemigo acaso gana alguna batalla de gustos, llenando, por ejemplo, nuestro instrumentario de objetos árabes: laúdes, rabeles… Al margen de cualquier conflicto o alianza de civilizaciones, libra la música otras batallas, firma otros tratados. Pensemos en dos ejemplos: la música de los negros americanos, la música de los gitanos españoles. El jazz, el flamenco…
miércoles, 12 de agosto de 2009
Dos juglares
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1 comentario:
¡Es verdad! No lo había ni pensado. La música a mí generalmente siempre me unió, pero es cierto que también desune (como las religiones, la política, las banderas, el fútbol, y un largo etcccc......
Besos de Mª Luisa.
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