[29 de octubre de 2010. Giacomo Puccini, La Bohéme. José Luis Castro, dirección escénica. Giuliano Spinelli, escenografía. Irene Monti, vestuario. Vinicio Cheli, iluminación. Carlos Cosías, Rodolfo; Yolanda Auyanet, Mimí; Ángel Odena, Marcello; Sabina Puértolas, Musetta; Francisco Santiago, Colline; José Antonio López, Schaunard; Enric Martínez-Castignani, Benoit y Alcindoro; Pablo García López, Parpignol. Coro de Ópera “Cajasur”; Diego González Ávila, director. Banda de Alumnos del Conservatorio Superior de Música de Córdoba. Coro de Niños del Conservatorio Profesional de Córdoba; Juan Manuel Ortiz, director. Orquesta de Córdoba; Marco Zambelli, director musical. Una coproducción del Palacio de Festivales de Cantabria y el Gran Teatro de Córdoba. Gran Teatro de Córdoba. 21:00 horas. Lleno]
Un poco deslucida por las tres largas pausas (interminable la última) entre actos, la versión de La Bohème presentada el viernes, arranque de la Temporada Lírica del Gran Teatro, resultó más que notable en todo lo demás.
Un planteamiento escénico de buen gusto, trasladando la historia de los famosos bohemios parisinos a los años veinte del pasado siglo, permitía seguir la historia con facilidad, a la vez que subrayaba eficazmente las diferentes atmósferas emocionales de la ópera. Especialmente logrados me parecieron los decorados y movimiento escénico de los contrastantes actos dos y tres, que nos llevan de la alegría sensual del Barrio Latino a la atmósfera depresiva de Los Miserables. También interesante, e igualmente inspirado en la pintura de entreguerras (aunque recuerde a Mary Poppins), es el decorado de chimeneas del comienzo, el mismo que, al parecer, tanto tiempo costó reponer para el último acto. Insisto en esto porque las pausas forman parte del espectáculo; y me parece que ésta, especialmente, jugó claramente en contra de la emoción del público.
Musicalmente, los muchos encantos con que Puccini logró sublimar y hacer creíbles y perdurables las a veces disparatadas peripecias de un libreto mediocre brillaron sin problemas: excelente el joven elenco vocal, en el que hay que destacar especialmente a la pareja protagonista (Carlos Cosías y Yolanda Auyanet); e igualmente magníficas las intervenciones del Coro de Ópera Cajasur y de los dos conjuntos (el coro de niños y la pequeña banda) con que nuestros conservatorios profesional y superior se sumaron al evento. Sobresaliente la Orquesta de Córdoba y su director para la ocasión: el genovés Marco Zambelli.
Antonio Torralba
[Publicado hoy en El Día de Córdoba]