domingo, 31 de octubre de 2010

La ópera de la vida bohemia

[29 de octubre de 2010.  Giacomo Puccini, La Bohéme. José Luis Castro, dirección escénica. Giuliano Spinelli, escenografía. Irene Monti, vestuario. Vinicio Cheli, iluminación. Carlos Cosías, Rodolfo; Yolanda Auyanet, Mimí; Ángel Odena, Marcello; Sabina Puértolas, Musetta; Francisco Santiago, Colline; José Antonio López, Schaunard; Enric Martínez-Castignani, Benoit y Alcindoro; Pablo García López, Parpignol. Coro de Ópera “Cajasur”; Diego González Ávila, director. Banda de Alumnos del Conservatorio Superior de Música de Córdoba. Coro de Niños del Conservatorio Profesional de Córdoba; Juan Manuel Ortiz, director. Orquesta de Córdoba; Marco Zambelli, director musical. Una coproducción del Palacio de Festivales de Cantabria y el Gran Teatro de Córdoba. Gran Teatro de Córdoba. 21:00 horas. Lleno]

Un poco deslucida por las tres largas pausas (interminable la última) entre actos, la versión de La Bohème presentada el viernes, arranque de la Temporada Lírica del Gran Teatro, resultó más que notable en todo lo demás.
Un planteamiento escénico de buen gusto, trasladando la historia de los famosos bohemios parisinos a los años veinte del pasado siglo, permitía seguir la historia con facilidad, a la vez que subrayaba eficazmente las diferentes atmósferas emocionales de la ópera. Especialmente logrados me parecieron los decorados y movimiento escénico de los contrastantes actos dos y tres, que nos llevan de la alegría sensual del Barrio Latino a la atmósfera depresiva de Los Miserables. También interesante, e igualmente inspirado en la pintura de entreguerras (aunque recuerde a Mary Poppins), es el decorado de chimeneas del comienzo, el mismo que, al parecer, tanto tiempo costó reponer para el último acto. Insisto en esto porque las pausas forman parte del espectáculo; y me parece que ésta, especialmente, jugó claramente en contra de la emoción del público.
            Musicalmente, los muchos encantos con que Puccini logró sublimar y hacer creíbles y perdurables las a veces disparatadas peripecias de un libreto mediocre brillaron sin problemas: excelente el joven elenco vocal, en el que hay que destacar especialmente a la pareja protagonista (Carlos Cosías y Yolanda Auyanet); e igualmente magníficas las intervenciones del Coro de Ópera Cajasur y de los dos conjuntos (el coro de niños y la pequeña banda) con que nuestros conservatorios profesional y superior se sumaron al evento. Sobresaliente la Orquesta de Córdoba y su director para la ocasión: el genovés Marco Zambelli.

       Antonio Torralba

[Publicado hoy en El Día de Córdoba]

sábado, 30 de octubre de 2010

Qué cabronazo el Juan de Tarsis

Al Conde de Villamediana se atribuye este soneto a Córdoba, que ha perdido gran actualidad... 



Gran plaza, angostas calles, muchos callos;
obispo rico, pobres mercaderes;
buenos caballos para ser mujeres,
buenas mujeres para ser caballos.

Casas sin talla, hombres como tallos;
aposentos colgados de alfileres;
Baco descolorido, flaca Ceres,
muchos Judas y Pedros, pocos gallos;

Agujas y alfileres infinitos;
una puente que no hay quien la repare;
un vulgo necio, un Góngora discreto;

un San Pablo entre muchos sambenitos:
esto en Córdoba hallé; quien más hallare,
póngaselo a la cola a este soneto.



Ha perdido actualidad porque los hombres ahora estamos gordos como zollos.

viernes, 29 de octubre de 2010

sábado, 16 de octubre de 2010

VUELVE LA ORQUESTA

[14 de octubre de 2010. Concierto de Inauguración de Temporada. Dmitri Shostakovich, Concierto para violonchelo y orquesta n. 1 en mi bemol mayor, op. 107. Piotr Illich Chaikovski, Sinfonía n. 4, op. 36. Mikhail Milman, violonchelo. Orquesta de Córdoba. Manuel Hernández Silva, dirección. Gran Teatro de Córdoba. 20:30 horas. Lleno.]

Como para demostrar su buena forma, la espléndida madurez alcanzada en todos estos años, nuestra orquesta arrancó su temporada 2010-2011 con un programa compuesto por dos obras rusas muy exigentes: el primero de los conciertos para violonchelo de Shostakovich (1906-1975) y la cuarta de las sinfonías de Chaikovski (1840-1893).
            La pieza de Shostakovich sirvió para lucir la técnica y la musicalidad asombrosas del vilonchelista principal de la orquesta, el moscovita Mikhail Milman, quien literalmente "bordó" este concierto de 1959, uno de los más difíciles del repertorio violonchelístico. La obra arranca de manera inquietante con un "Allegretto" contruido sobre el motivo de cuatro notas que representaba al autor (D. SCH, es decir, re-mib-do-si), sobre un tema que ya usó en 1948 para la música de la película La joven guardia y sobre una antigua y triste nana popular. Esos materiales son dispuestos por el genio ruso con gran maestría y una complejidad que supo manejar con solvencia tanto Hernández Silva como el solista. Éste logró momentos de alta emoción en el segundo tiempo, de tono elegíaco; y un virtuosismo de verdadero espectáculo en los restantes, haciéndose merecedor de los largos aplausos que le otorgó el público que abarrotaba el Gran Teatro.
            En la segunda parte, la Cuarta de Chaikovski, ya escuchada el año pasado bajo la batuta de Irina Trujillo, mostró, en mayor grado aún que en aquella ocasión con motivo de la inauguración del curso universitario, la alta calidad de la Orquesta de Córdoba en todas sus secciones. Me pareció brillante igualmente la dirección de un Hernández Silva, cuyos gestos de agradecimiento y entusiasmo durante la larga ovación final, fueron complemento adecuado a la satisfacción que mostraba el respetable ante esta nueva temporada de su orquesta. Naturalmente.  

Antonio Torralba

sábado, 9 de octubre de 2010

Una (otra) melodía de Vivaldi



Early music festival Csíkszereda (Transylvania)
Antonio Vivaldi
Sonata en la menor, RV 43
Largo

Bruno Cocset, violonchelo
Mathurin Matharel, violonchelo
Bartrand Cuiller, clavecín
Monica Pustilnik, guitarra barroca

Colgado en youtube por stilodieuterpe.

viernes, 8 de octubre de 2010

Si quieres aprender enseña

Me gustó lo que me contó un amigo profesor de Física de la Universidad. Se lo había contado a su vez otro, pero da igual. "Un alumno me pidió que le explicara algo un poco complejo. Lo hice, pero no me entendió. Intenté de otro modo... y tampoco. Probé una tercera manera y nada, no había forma. Por fin, a la cuarta, lo entendí (sic)"

domingo, 3 de octubre de 2010