lunes, 30 de agosto de 2010

LA CELESTINA Y LAS NEURONAS ESPEJO

En el Acto II de la Tragicomedia de Calisto y Melibea, Sempronio, intentando consolar a su señor Calisto, le dice:


SEMPRONIO.-  Lee más adelante, vuelve la hoja. Hallarás que dicen que fiar en lo temporal y buscar materia de tristeza, que es igual género de locura. Y aquel Macías, ídolo de los amantes, del olvido porque le olvidaba se queja. En el contemplar ésta es la pena de amor, en el olvidar el descanso. Huye de tirar coces al aguijón, finge alegría y consuelo y serlo ha. Que muchas veces la opinión trae las cosas donde quiere, no para que mude la verdad, pero para moderar nuestro sentido y regir nuestro juicio.


Finge alegría y consuelo y serlo ha.
En efecto, aunque se habla de las neuronas espejo fundamentalmente como las responsables de la empatía, esto es, de provocar una actividad cerebral similar más o menos a la que genera una acción también con su sola observación, parece que asimismo funcionan, entre otras cosas, en la línea que apuntaba Sempronio: ayer escuché a Marco Iacoboni (entrevistado por Punset en la tele) explicar un experimento que venía a demostrar que personas obligadas a fingir risa a menudo (unos contratados para programas de televisión) mejoraban significativamente unos indicadores que medían su grado de felicidad. En fin. 
Pero qué bonito está dicho por el autor de La Celestina
Huye de tirar coces al aguijón, finge alegría y consuelo y serlo ha. Que muchas veces la opinión trae las cosas donde quiere, no para que mude la verdad, pero para moderar nuestro sentido y regir nuestro juicio.



sábado, 28 de agosto de 2010

Sasamón

Mis amigos Toñi y Miguel han estado este verano en Sasamón y han traído fotos magníficas. En la iglesia de Santa María (en otro tiempo catedral), de cuyo famoso y musical pórtico ya teníamos noticia (ver, por ejemplo, la cítola en el artículo de José Ignacio Fernández en la página de CINCO SIGLOS), hay un retablo policromado de estilo plateresco dedicado a Santiago Apóstol. Es obra de Felipe de Vigarny. Hay dos imágenes que nos parecen  sorprendentes: un laúd de cuatro órdenes con la prima simple y tocado ya sin plectro (el siglo XV es la centuria que marca la transición en el laúd del plectro a los dedos) y un rabel con trastes. Muestras ambas de que prospera por la época la polifonía.






viernes, 27 de agosto de 2010

miércoles, 25 de agosto de 2010

Investigando los estilos

Un clásico veraniego


Hacía mucho tiempo que no la veía y además iba vestida muy raro, de negro…
-No me conoces así… de gótica. Mira, te presento a Pep. Es de Tarragona, pero nos conocimos en Toulouse. En un ambulatorio: nada romántico.
-Hola
Como era mayor, más bajito y menos estilizado, pensé en preguntarle si él era románico catalán (comentario barroco).
-Qué casualidad, ¿verdad?

miércoles, 11 de agosto de 2010

Carlo Maria Cipolla y su teoría sobre la estupidez humana


Recuerdo que hace ya unos pocos veranos el músico italiano Paolo Cecere nos deleitó durante un viaje en coche contándonos con suma gracia las teorías de su compatriota Cipolla sobre la estupidez humana. Desde entonces, las siento asociados a la vehemencia siempre un poco (ma non troppo) cabreada del amigo Cecere. Y me he acordado de ellas hoy leyendo un artículo del blog de Félix de Azúa en que Cipolla es mencionado. En la wiki (y aquí más por extenso) está muy bien resumida la teoría que desarrollara el insigne economista en Allegro ma non troppo, un libro de 1988, traducido al español en 2001, creo.
Copio aquí el citado resumen de la wikipedia:

Teoría de la estupidez

Cipolla exploró el controvertido tema de la estupidez formulando su famosa Teoría de la Estupidez, expresada por primera vez en su ingenioso panfleto de 1988 titulado Allegro ma non troppo.
En este escrito Cipolla desarrolla una visión de la gente estúpida como un grupo más poderoso que grandes organizaciones como la Mafia, el Complejo Militar Industrial, (MIC) o la Internacional Comunista. El grupo de los estúpidos, sin reglamentaciones, líderes o manifiestos consigue ejercer un gran efecto con una coordinación increíble.
En el mismo libro pueden encontrarse las leyes fundamentales de la estupidez:
  1. Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación
  2. La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona
  3. Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso.
  4. Las personas no-estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente estúpida; constantemente olvidan que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso.
  5. Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir.
Por deducción, de la tercera ley, Cipolla identifica dos factores a considerar cuando se explora la conducta humana:
  • Beneficios y pérdidas que un individuo se causa a sí mismo
  • Beneficios y pérdidas que un individuo causa a los otros
Creando un gráfico en el que se coloca el primer factor en el eje x y el segundo en el eje y se pueden obtener cuatro grupos de individuos:
  1. Inteligentes, (Benefician a los demás y a sí mismos)
  2. Incautos, (Benefician a los demás y se perjudican a sí mismos)
  3. Malvados, (Perjudican a los demás y se benefician a sí mismos)
  4. Estúpidos, (Perjudican a los demás y a sí mismos)

lunes, 9 de agosto de 2010

MUSICA ANTIQUA


Para antiqua, antiqua la historia de esta entrada. Trata de un tema que yo tenía medio olvidado y cuyo desempolvo, provocado no por la nostalgia sino por un cuestionario que me ha enviado María Santacecilia (investiga para una tesis sobre el fenómeno early music en España entre 1960 y 2000), me ha traído un montón de recuerdos agridulces. MUSICA ANTIQUA fue una revista que hicimos durante un año (de junio de 1986 a mayo de 1987) Antonio Zorro Sánchez y yo. Pongo el cuestionario citado respondido por mí y, más abajo, una reproducción de las portadas de algunos de los diez números que salieron. 

1.- ¿Cuál era vuestro propósito para fundar una revista como aquélla?
La revista fue cosa un poco improvisada; y más el producto del entusiasmo juvenil de los fundadores, Antonio Zorro y yo (23 y 24 años a la sazón), que el fruto de una planificación muy pensada. El propósito era hacer una revista mensual que uniera un poco a los aficionados y los profesionales (músicos, instituciones relacionadas con la programación de conciertos, constructores de instrumentos, musicólogos, etc.) del sector.
 
2.- ¿Tuvo algún tipo de ayuda pública en algún momento o sólo se nutría a base de publicidad?
Sólo se nutría de la publicidad y de las suscripciones, con lo que estaba bastante desnutrida. No llegó a tener ningún tipo de ayuda pública, aunque, según supimos después, estuvo a punto de obtener un premio del Ministerio de Cultura que la hubiera propiciado. Creo, pensándolo desde ahora, que si hubiera surgido unos años después (con el auge de la informática y el consiguiente abaratamiento del diseño y la autoedición en ámbitos domésticos) habría durado más y habría estado mejor hecha. Habría durado más porque, como los costes de trabajo eran nulos (todo lo hacíamos Antonio Zorro y yo con la ayuda de unos amigos) y las colaboraciones no se pagaban, el presupuesto se lo llevaba la imprenta (parte de cuyo trabajo también hacíamos nosotros), que por entonces era notablemente más cara y menos flexible en cuanto a los aspectos de diseño… También nos faltó experiencia a la hora de saber tocar los resortes adecuados para obtener subvenciones y ayudas con eficacia.

3.- ¿Tu modelo para una revista de ese tipo era Early Music o alguna revista extranjera de ese tipo?
Creo, modestamente, que no nos basamos en ningún modelo y que lo más parecido en intención a lo que nosotros pretendíamos (puente entre especialistas y aficionados) fue la muy posterior y ahora desaparecida Goldberg. Early Music es una revista muy “de” y “para” especialistas. Y las otras que había por entonces en Europa eran, o muy de un gremio (flauta, viola da gamba…), u órganos de expresión de asociaciones o (y, a veces, también “y”) de periodicidad más dilatada. Tampoco, bien mirado, la comparación con Goldberg me parece muy adecuada, ya que Musica Antiqua, aparte de mucho más modesta en fondo y forma, daba cabida a contenidos más desenfadados. Tenía (Pepe Rey lo decía) más bien el carácter de un fanzine.

4.- ¿Había alguna intención de dar mayor cabida al repertorio antiguo español? Si es así, ¿por qué?
No. Creo recordar que no había un especial interés en dar más peso al repertorio antiguo español. 

5.- ¿Qué requisitos habían de tener los colaboradores? ¿Se daba preferencia a los que tenían formación musical o musicológica?
Pues, como he comentado más arriba, intentábamos contar con gentes de mundos muy dispares. Lo mismo contactábamos con venerables musicólogos como José Luis López-Calo (recuerdo su cariñoso apoyo) o Miguel Querol, que con periodistas como Enrique Martínez Miura (luego, redactor-jefe de la revista Scherzo), amigos estudiantes, músicos consagrados, como Ton Koopman, etc. La figura de Pepe Rey, con su serie de colaboraciones llenas de humor y erudición, encarnaba bastante el espíritu de la revista y de lo que nos gustaba  hacer: unir géneros periodísticos, provocar, en el buen sentido de la palabra. Y conjurar, con humor si es posible, la pedantería.




















domingo, 8 de agosto de 2010

Ganar y ganar

En fin, el patriotismo es una mala pasión, que, con la ya más arriba mencionada indiferencia ante lo cruento y lo incruento (que me parece que al menos en el fútbol hace sólo 30 años no era así) se sustenta y perpetúa en el hecho de que la Victoria, deportiva o guerrera, sea el único o máximo instrumento de autoafirmación colectiva. La mera idea de "lo colectivo" muchos la ennoblecen porque no es personal; lo personal suele ser arbitrariamente tachado de individualismo y egoísmo; lo colectivo, en cambio, pertenece al Nosotros. Convendría, por tanto, señalar que el Nosotros no sólo en la gramática es tan persona como el Yo, sino también, por añadidura, como se ha visto en la unanimidad del Totalitarismo, muchísimo peor persona.

Rafael Sánchez Ferlosio, "¡Y qué afán de ganar y ganar!" en El País, 7 de agosto de 2010.