sábado, 31 de mayo de 2008

El encantamiento

Un poema de Armand Sylvestre (1837-1901) puesto en música por Ernest Chausson (segunda de sus Siete Melodías, op. 2)

Le charme

Quand ton sourire me surprit,
Je sentis frémir tout mon être ;
Mais ce qui domptait mon esprit,
Je ne pus d'abord le connaître.

Quand ton regard tomba sur moi,
Je sentis mon âme se fondre ;
Mais ce que serait cet émoi,
Je ne pus d'abord en répondre.

Ce qui me vainquit à jamais,
Ce fut un plus douloureux charme,
Et je n'ai su que je t'aimais,
Qu'en voyant ta première larme


Una modesta versión española al calor del momento:

El encanto

Al llegarme tu sonrisa,
entero me eché a temblar;
qué a mi vida hacía sumisa
no lograba averiguar

Al caerme tu mirada,
vi que mi alma se fundía;
se preguntaba azorada
y nada se respondía

Lo que me ganó por siempre
fue un más doloroso encanto:
saber de tu amor ardiente
al brotar tu primer llanto






Philippe Jaroussky, contratenor.
Jérôme Ducros, piano.

Prieuré de Blyes, 26 de mayo de 2008.
Festival Le Printemps de Pérouges.

Este vídeo es uno de las excelentes aportaciones a youtube de MehdiCaps.

martes, 27 de mayo de 2008

Humanismo

Puede ocurrir que los alumnos escuchen con mucha atención a su profesor. Es significativo que muchas veces sea cuando éste habla de alguna materia que no es la suya. Si lo hace de manera positiva y con convicción, los niños pueden sentir que verdaderamente esas asignaturas tienen una utilidad vital, pueden dar satisfacciones no sólo profesionales. Por eso muchos ciudadanos deben su gusto por la literatura a una profesora de matemáticas, o a uno de dibujo su pasión por la música. Esto me pasó a mí.

A despecho del consabido reproche ("¿qué estamos en clase de lengua o de historia?"), esos escasos momentos en que el profesor se sale del área, aunque sólo sea para "contar su vida", pueden ser momentos mágicos que acaso enciendan la curiosidad y el deseo de aprender. Fuera de juego, logra provocar mucho más que siguiendo a pies juntillas la rutina.

Si cada cosa que descubrimos o aprendemos debiera reestructurar todo nuestro pensamiento al completo y no sólo sumarse a lo anterior, saltar con soltura por entre los cuadritos del horario, podría ser no lo excepcional en la actividad de las aulas, sino justamente lo más habitual. Esto, y la conexión de la escuela con la vida que discurre al otro lado de las vallas, es una evidencia a cuyo estímulo y defensa retornan cada tanto las normativas de educación. Ahora le llaman "competencias"

martes, 20 de mayo de 2008

Pagagnini

Esta mañana he ido al Gran Teatro (Córdoba) para disfrutar, junto con un grupo de alumnos de primero de secundaria, el magnífico espactáculo de Yllana y Ara Malikian. Se trata de una hora de música, teatro y humor tan bien diseñada e interpretada que no puede no gustar. No os la perdáis. Mis alumnos y yo (y los de otros colegios y los ancianos de una residencia que también estaban allí) hemos quedado boquiabiertos.
Por cierto, llama la atención el que todas las piezas son manipuladas musicalmente salvo la de Vivaldi (la tormenta de verano de Las Cuatro Estaciones) que parece compuesta para la ocasión.



sábado, 17 de mayo de 2008

Un poema de Agustín García-Calvo

Lo mismo que hace 24 años
llueve sobre París, sigue lloviendo
como si nada;
llueve en los adoquines
del patio de la abadía de Cluny,
llueve en las turbias ondas de la Sena
de puente a puente,
llueve seguramente
sobre las torres de cemento
y cristal y aluminio
del cerco de los estólidos suburbios
de la desesperación;
como si nada llueve,
como si nada,
y han pasado cinco siglos y medio,
y ha pasado la mitad de tu vida,
y sigue todavía lloviendo
de vez en cuando,
cada vez que el capricho de las nubes,
en su loca danza en cadena
con ángeles o con vientos,
se acuerda de París.
Llueve sobre tu testa encanecida
sobre tus ojos medio ciegos,
y ¡qué alegría
te va subiendo al corazón
de sentir que hay más, todavía
siempre más, que no hombres!
Y ¡qué alegría
según la lluvia cae
bendita sobre losas, sobre verjas,
sobre almanaques deshojados por el suelo,
como si el cielo
perdonase, olvidase, las borrase
todas las fábricas de la locura breve
de estas hormiguitas
que hacían Historia,
que contaban sus siglos
y sus años, y sus horas!

martes, 13 de mayo de 2008

Para ir a dormir

Esta secuencia armónica es una de las más fértiles de toda la historia de la música.

lunes, 12 de mayo de 2008

Adioses y lamentos

Uno de los estupendos vídeos de MehdiCaps.


"Adieu de Cadmus et Hermione" y "Plainte d'Hermione" de Cadmus et Hermione LWV.49, la primera ópera francesa, música de Jean-Baptiste Lully, libreto de Philippe Quinault, creada en Paris en 1673.

Hermione: Ingrid Perruche, soprano.
Cadmus: Boris Grappe, barítono.

Orchestre de l'Académie Baroque d'Ambronay, dirigida por Christophe Rousset. Grabado en 2001 (en vivo).



domingo, 11 de mayo de 2008

jueves, 8 de mayo de 2008

Milonga de la Anunciación



Carina Gríngoli canta la Milonga de la Anunciación de María de Buenos Aires de Piazzolla en el Auditorio de Villarreal (España) en Noviembre de 2007. Dirige Pablo Zinger al Grupo de Cámara Cambra XX. Carina Gringoli

lunes, 5 de mayo de 2008

jueves, 1 de mayo de 2008

INCENTIVOS A LA CALIDAD

“A esta niña no se le pega, que me ha traído un huevo”. Es una anécdota de hace más de cien años. La contaba mi abuela de su maestra y acabó convirtiéndose en una broma familiar. Me vino a la mente al debatir en mi instituto el famoso incentivo de 7000 € incluido en el Programa de Calidad y Mejora de los Rendimientos que ha propuesto al profesorado la Junta de Andalucía.

Puestos a apuntarse al pragmatismo, más se conseguiría ofreciendo antes el incentivo a los propios alumnos y, en segundo término, a sus padres; más que nada, por respetar el orden en el grado de protagonismo de los personajes del teatro educativo. Pero no van por ahí los tiros: por este lado se intenta igualar al margen de los "resultados".

Todos tenemos una lista entrañable de maestros a los que profesamos una gratitud impagable. Los recordamos a menudo y solemos decir sus nombres evocando su ejemplo, su habilidad y su pasión enseñando. Otros nos ayudaron menos o nos hicieron perder el tiempo… Personalmente, los recuerdo con indulgencia, porque crecimos con la sana idea de que los primeros responsables de nuestra formación éramos nosotros mismos. En cualquier caso, tengo el convencimiento de que ni a unos ni a otros los hubiera cambiado este incentivo.

Me enorgullece comprobar que pertenezco a un cuerpo (el 590) que ha rechazado masivamente la propuesta de la Consejería. Quiero creer que en ese voto en contra no ha pesado sólo el rechazo a la horrible y estéril burocracia que va a generar el Programa y al concepto de calidad en que se basa, sino también y muy especialmente la defensa de una idea antigua de la profesión. Ha de estar pagada justamente, se han de perseguir y penalizar las malas prácticas, pero no se incentiva con dinero el entusiasmo ni se premia así la vocación. Porque el profesor lleva en la virtud el premio y en el pecado la penitencia. Y no se le soborna con un jamón.