Antiguo y moderno a la vez. Así podríamos definir el arte escultórico del holandés Cornelis Zitman y el del espacio que lo acoge en Córdoba hasta finales del mes que viene: la restaurada Sala Orive, uno de los lugares más hermosos de la ciudad. Antiguo porque surge del esfuerzo artesanal sobre la materia y no sólo de la ocurrencia. Moderno porque, experimentando, cuestiona la tradición heredada.
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