[6 de diciembre de 2010. Chaikovski, “Polonesa” de Eugene Oneguin. Bizet, “Piezas de las suites 1 y 2” de L’Arlésienne. Arturo Márquez, Danzón n. 2. Ottorino Respighi, “Primera suite” de Belkis, Reina de Saba. Joven Filarmonía Leo Brouwer; Ciro Perelló, director musical. Gran Teatro de Córdoba. 21:00 horas]
Sentí el lunes una profunda emoción durante las más de dos horas que duró la velada de presentación de la nueva orquesta cordobesa Joven Filarmonía Leo Brouwer. Éstas (la velada y la emoción) comenzaron con la lectura de un sencillo texto a cargo de una elegante dama, cuya imagen simbolizaba quizás también el espíritu de la nueva formación. Siguieron unas breves y sentidas palabras del director artístico y principal patrocinador de la entidad, el compositor cubano Leo Brouwer. Y comenzó la música, cuya selección, dirección a cargo de Ciro Perelló e interpretación a manos de los jovencísimos músicos de la bien nutrida plantilla dejaron fascinado al público congregado para la ocasión.
La calidad interpretativa y la exhibición de talento que mostraron los participantes en las varias intervenciones a solo y en el trabajo de conjunto fueron en aumento y tuvieron su momento cumbre en la efectista partitura de Respighi, llena de fiesta y energía.
La música se aprende en grupo y un conocido obstáculo para la educación musical y la motivación que ella requiere es la ausencia de contextos adecuados para tocar juntos. Con la colaboración entusiasta de un puñado de profesores de la Orquesta de Córdoba que el lunes compartieron atril con sus jóvenes amigos, y con la calidad altísima que emana del proyecto, la nueva entidad viene a llenar sabiamente una ausencia y, en este sentido, es un regalo valioso para la cultura de la ciudad.
Antonio Torralba
[Publicado hoy en El Día de Córdoba]
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