[7 de junio de
2012. Temporada de abono. Franz Schubert, Sinfonía
n. 5 en si bemol mayor. Antonin Dvorak, Sinfonía
n. 7 en re menor. Orquesta de Córdoba. Virginia Martínez, dirección. Gran
Teatro de Córdoba. 20:30 horas. Lleno. ]
Cuando concluyó
el concierto del jueves, con la Jota del
Candil ofrecida por nuestros músicos en apoyo a la Orquesta de Extremadura,
la formación cordobesa había logrado con creces seducir al público con la
interpretación vibrante de dos obras maestras del sinfonismo decimonónico.
Mejor aún en la penúltima obra de juventud del gran Schubert que en la compleja
partitura de Dvorak, la directora Virginia Martínez demostró sorprendente
madurez y criterio al frente de la orquesta cordobesa, que nos pareció
especialmente volcada en sumar emoción a estas bellas páginas del arte de
occidente. Conviene garantizar el
retorno continuo de estas joyas, entre otras cosas, mediante el decidido apoyo
a nuestras orquestas, sin cuya labor esa música asombrosa no existe. Pensaba en
estas cosas de la crisis mientras sentía el milagro grande de los dos primeros
tiempos de Schubert. Y luego de nuevo, bajo la grave austeridad del arranque de
la "gran sinfonía en re menor". De buena gana hubiera emulado a su
autor, que pegó una foto del director Hans von Bülow en la primera página de la
partitura y escribió debajo: "¡Gloria! Tú has dado vida a esta obra".
Ese grito debiera ser también nuestro homenaje a Virginia Martínez, la Orquesta
de Córdoba y todas las demás.
Antonio
Torralba
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