Quienes se pasan por aquí de vez en cuando saben que Schubert (como Vivaldi) es un autor con el que es fácil toparse. La razón de que tantas de sus obras encanten está en su encanto de él, esa virtud sin la cual (Stevenson lo dijo) todas las demás carecen de sentido. Y como el empeño de toda música es encantar, lo recordábamos sin ir más lejos hace unos días, pues no es extraño que vuelva cada dos por tres variando su canto de sirena...
1988. Como los médicos de Chiquito de la Calzada, un pianista con las gafas mu gRRaNNdeh nos hace llorar con su andantinoolll
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