CERVANTES Y LA MÚSICA 243
FELICIANA DE LA VOZ
"A lo que añadió Auristela:
—No quedará por falta de hábito de peregrina, que mi cuidado me hizo hacer dos cuando hice éste, el cual daré yo a la señora Feliciana de la Voz, con condición que me diga qué misterio tiene el llamarse de la Voz, si ya no es el de su apellido.
—No me le ha dado —respondió Feliciana— mi linaje, sino el ser común opinión de todos cuantos me han oído cantar, que tengo la mejor voz del mundo: tanto que por excelencia me llaman comúnmente Feliciana de la Voz; y, a no estar en tiempo más de gemir que de cantar, con facilidad os mostrara esta verdad; pero si los tiempos se mejoran y dan lugar a que mis lágrimas se enjuguen, yo cantaré, si no canciones alegres, a lo menos endechas tristes, que cantándolas encanten y llorándolas alegren.
Por esto que Feliciana dijo, nació en todos un deseo de oírla cantar luego, pero no osaron rogárselo, porque, como ella había dicho, los tiempos no lo permitían."
(LOS TRABAJOS DE PERSILES Y SEGISMUNDA)
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