Lo mismo que hace 24 años
llueve sobre París, sigue lloviendo
como si nada;
llueve en los adoquines
del patio de la abadía de Cluny,
llueve en las turbias ondas de la Sena
de puente a puente,
llueve seguramente
sobre las torres de cemento
y cristal y aluminio
del cerco de los estólidos suburbios
de la desesperación;
como si nada llueve,
como si nada,
y han pasado cinco siglos y medio,
y ha pasado la mitad de tu vida,
y sigue todavía lloviendo
de vez en cuando,
cada vez que el capricho de las nubes,
en su loca danza en cadena
con ángeles o con vientos,
se acuerda de París.
Llueve sobre tu testa encanecida
sobre tus ojos medio ciegos,
y ¡qué alegría
te va subiendo al corazón
de sentir que hay más, todavía
siempre más, que no hombres!
Y ¡qué alegría
según la lluvia cae
bendita sobre losas, sobre verjas,
sobre almanaques deshojados por el suelo,
como si el cielo
perdonase, olvidase, las borrase
todas las fábricas de la locura breve
de estas hormiguitas
que hacían Historia,
que contaban sus siglos
y sus años, y sus horas!
1 comentario:
Gracias por este poema de Agustín. En su página web podéis encontrar las las Tertulias, Artículos y el Catálogo online, un saludo.
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