CERVANTES Y LA MÚSICA 295
QUE TOCABA UNA GUITARRA QUE LA HACÍA HABLAR
"De esta hermosura, y no como se debe encarecida de mi torpe lengua, se enamoró un número infinito de príncipes, así naturales como estranjeros; entre los cuales osó levantar los pensamientos al cielo de tanta belleza un caballero particular que en la corte estaba, confiado en su mocedad y en su bizarría, y en sus muchas habilidades y gracias, y facilidad y felicidad de ingenio; porque hago saber a vuestras grandezas, si no lo tienen por enojo, que tocaba una guitarra que la hacía hablar; y más que era poeta y un gran bailarín."
(QUIJOTE II, Cap. 38)
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