viernes, 12 de septiembre de 2008

Una abeja está libando en una flor...

Ahora que quizás estamos pensando en objetivos me ha parecido muy oportuno (además de hermoso) este texto que nos envía Ana. Es de Guerra y paz.


Una abeja está libando en una flor y pica a un niño; el niño teme a las abejas y cree que su objetivo es picar a la gente. El poeta admira a la abeja que se posa en el cáliz de la flor y asegura que el objetivo del insecto es extraer el aroma de las flores. El apicultor que ha observado que la abeja recoge el polen y el dulce jugo de las flores y los traslada a la colmena dice que el objetivo de la abeja es elaborar la miel. Otro apicultor, que ha estudiado más de cerca la vida del enjambre, demuestra que la abeja ha recogido el polen y el néctar para criar a las abejas jóvenes y elegir a la futura reina y que, por tanto, el objetivo de la abeja es la continuación de la especie. El botánico observa que, al volar con el polen de una flor masculina a una femenina, la abeja fecunda a esta última, y ve en ello el papel del insecto; otro, contemplando la migración de las plantas, considera que la abeja contribuye a ello y puede decir que ese es su objetivo. Pero el objetivo último de la abeja no se limita a ninguno de esos fines que el hombre puede descubrir. Cuanto más elevada sea la inteligencia del ser humano que estudia esos objetivos, tanto más evidente se hace que su objetivo final es inaccesible.

El hombre sólo puede observar la concordancia de la vida de las abejas con otros fenómenos de la existencia. Y eso mismo cabe decir con respecto al objetivo de los personajes históricos y de los pueblos.

LEV TOLSTÓI. Guerra y paz. Trad. de Lydia Kúper

1 comentario:

ana del moral dijo...

He leído en un libro de Ignacio Martínez de Pisón, "Enterrar a los muertos", que Lydia Kúper fue intérprete de los consejeros militares soviéticos para el ejército republicano durante la Guerra Civil española. El libro es muy interesante, trata la relación de John Dos Passos con el conflicto a través de su amistad con el traductor al español de "Manhatann Transfer", José Robles, detenido a principios de 1937 por los servicios secretos soviéticos bajo la acusación de traición a la República y desaparecido poco tiempo después.