Nacho me da noticia de él. Gracias.
martes, 31 de marzo de 2009
sábado, 28 de marzo de 2009
Tip
Cada tanto, recuerdo, busco y disfruto el humor de Luis Sánchez.
Lo bueno es escucharlo (en la página de Luis del Olmo hay varios fragmentos), pero también se disfruta leído. Como soy perezoso tecleando pero quiero compartirlo, elijo al azar uno de los fragmentos más cortos de su libro Santos Varones (Madrid: Espasa Calpe, 1995):
Lo bueno es escucharlo (en la página de Luis del Olmo hay varios fragmentos), pero también se disfruta leído. Como soy perezoso tecleando pero quiero compartirlo, elijo al azar uno de los fragmentos más cortos de su libro Santos Varones (Madrid: Espasa Calpe, 1995):
Don Amonescita Tejemanejes
Fabricaba codos para la gente que no tiene codos. Su padre, don Jolgorios Amonescita, hacía la vendimia de la patata en sus hora s libres y su santa esposa hacía curcusí para los pobres y por las tardes montaba a caballo en camello, para así poder sustentar a doce sobrinas numismáticas que hacían la carrera de cien metros vallas en la calle de la Ballesta. Pero ¡aquel hombre!, don Amonescita Tejemanejes, no cejaba, porque él quería que sus padres se hicieran adultos el día de mañana (jueves), para así poder sustentar los gastos de su cuñada, que tenía una tienda de bragueros en Córdoba. Pero ¿qué pasó?: Su padre, don Jolgorios Amonescita, murió de una indigestión de collejas y su santa esposa, doña Estefina, murió de un ataque de silicona en una pierna que tenía fuera del matrimonio y de la ventana, de modo y manera que aquel santo varón no pudo afrontar tal situación y se tiró al tren. Luego se tiró a la criada, a consecuencia de lo cual tuvieron un hijo que salía de la estación de Atocha a las 11,40 y a las 13,30 estaba en Sevilla. ¡Menudo pájaro estaba hecho!, ¡Santo varón, santo varón!
Entremont, décadas de maestría
[26 de marzo de 2009. Octavo concierto de abono. Richard Strauss, Capricho, Sexteto para cuerdas op. 85. Wolfgang Amadeus Mozart, Concierto para piano y orquesta n. 20 en re menor. Ludwig van Beethoven, Sinfonía n. 4 en si bemol mayor op. 60. Orquesta de Córdoba. Philippe Entremont, piano y dirección. Gran Teatro de Córdoba. 20:30 horas. Lleno.]
Cuando Philippe Entremont (Reims, 1934) se sienta al piano o agarra la batuta desde el podium la música suena a través de casi setenta y cinco años de una inteligente e inusitadamente rica experiencia musical. Comenzó ésta seguramente en el seno de su madre, virtuosa pianista, y no ha cesado de enriquecerse durante las siete décadas que han puesto en contacto a este músico itinerante con las más importantes orquestas del mundo y con las personalidades más significativas (míticas incluso) del panorama musical.
Ponerse a las órdenes del pianista y director francés fue un orgullo que la Orquesta de Córdoba supo agradecer tocando con gran concentración, eficacia y entusiasmo las tres obras programadas.
El Sexteto de cuerda de Richard Strauss (1864-1949), que sirvió de obertura a su ópera Capricho de 1942 y a la velada del jueves, sonó en la versión ampliada para gran orquesta de cuerda con gran transparencia. Ya desde esta primera pieza admiraba la sabiduría de Entremont para graduar los tempi, habilidad que se iría manifestando de manera creciente en el concierto de Mozart y en la sinfonía de Beethoven.
Entremont interpretó de memoria el archiconocido Concierto n. 20 de Mozart (1756-1791) como quien recita con devoción y humildad una poesía o una oración amada desde la niñez. Un tempo algo más lento de lo habitual en el primer movimiento permitió destacar los fascinantes juegos dramáticos (en todos los sentidos del término) de esta obra maestra. La dirección del pianista francés parecía rehuir cualquier exageración; como dando a entender que de la emoción ya se ocupaba Mozart. Lo mismo puede decirse de la ensoñadora romanza que sigue y del original rondó que cierra la obra y que dio paso al descanso.
Estrenada en Viena en 1807, la Cuarta Sinfonía de Beethoven (1770-1827) es una obra llena de encantos, a pesar de no haber recibido históricamente la misma cantidad de elogios que sus vecinas anterior (la Heroica) y posterior (la Quinta). Los cuatro movimientos que la forman (la misteriosa introducción del primero, el adagio lleno de ternura, los scherzi del tercero, el virtuosismo orquestal del final) muestran el talento del compositor y sirvieron en la velada que comentamos para que brillara también la maestría del director visitante y la de todos los miembros de nuestra orquesta. Y para que saliéramos del Gran Teatro con la agradable sensación de haber asistido a algo grande.
Antonio Torralba
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sábado, 21 de marzo de 2009
Dos adagios (ma non tanto)
BWV 1016
Adagio ma non tanto
Reinhard Goebel (Violin)
Robert Hill (Harpsichord)
Jaap ter Linden (Violoncello)
Adagio
De la mañana a la noche brilla fuera la luz y no sabe que es luz.
Altos árboles respiran silencio y no necesitan descubrir
cuál es la esencia de la naturaleza arbórea. Llanuras vacías
se tumban para siempre sin pensar
en la tristeza de su vacío. Las dunas vagan y no
se preguntan hasta cuándo ni por dónde ni hacia dónde.
Toda esta asombroa existencia es asombrosa
pero no se asombra. Roja sale la luna, igual que un ojo
arrancado, abrasando la oscuridad del cielo,
sola pero no desolada. Un gato dormita en una tapia.
Dormita y respira. Nada más. Noche tras noche el viento
vira y sopla sobre los bosques y colinas. Vira y se va. Sopla.
No piensa y no reclama. Sólo tú, polvo y jugos,
te pasas la noche escribiendo y borrando,
buscando una razón, buscando un arreglo.
Adagio ma non tanto
Reinhard Goebel (Violin)
Robert Hill (Harpsichord)
Jaap ter Linden (Violoncello)
Adagio
De la mañana a la noche brilla fuera la luz y no sabe que es luz.
Altos árboles respiran silencio y no necesitan descubrir
cuál es la esencia de la naturaleza arbórea. Llanuras vacías
se tumban para siempre sin pensar
en la tristeza de su vacío. Las dunas vagan y no
se preguntan hasta cuándo ni por dónde ni hacia dónde.
Toda esta asombroa existencia es asombrosa
pero no se asombra. Roja sale la luna, igual que un ojo
arrancado, abrasando la oscuridad del cielo,
sola pero no desolada. Un gato dormita en una tapia.
Dormita y respira. Nada más. Noche tras noche el viento
vira y sopla sobre los bosques y colinas. Vira y se va. Sopla.
No piensa y no reclama. Sólo tú, polvo y jugos,
te pasas la noche escribiendo y borrando,
buscando una razón, buscando un arreglo.
(Amos Oz, El mismo mar. Madrid: Ediciones Siruela. 2002. Trad. del hebreo de Raquel García Lozano. P. 185)
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miércoles, 18 de marzo de 2009
Como un poema sinfónico
"¿En qué hay que pensar cuando escuchamos música instrumental?" Esta pregunta me la hizo un alumno hace muchos años.
La planilla que utilizan los jueces de los concursos de canto de la variedad de canario llamada timbrado español clasifica así las modulaciones posibles:
Timbres
Carretillas (otros las llaman "variaciones rodadas")
Timbre de agua
Cascabel
Floreos
Floreos lentos
Campana
Cloqueos
Castañuelas
Variaciones conjuntas
Aguas lentas
Aguas semiligadas
La planilla que utilizan los jueces de los concursos de canto de la variedad de canario llamada timbrado español clasifica así las modulaciones posibles:
Timbres
Carretillas (otros las llaman "variaciones rodadas")
Timbre de agua
Cascabel
Floreos
Floreos lentos
Campana
Cloqueos
Castañuelas
Variaciones conjuntas
Aguas lentas
Aguas semiligadas
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lunes, 16 de marzo de 2009
Cosas de clase: onomatopeyas
Vídeo de experimation.
Anota y describe doce sonidos de los que se oyen ahí. Inventa para cada uno una onomatopeya. Inventa un relato corto mezclando las descripciones y las onomatopeyas.
Anota y describe doce sonidos de los que se oyen ahí. Inventa para cada uno una onomatopeya. Inventa un relato corto mezclando las descripciones y las onomatopeyas.
domingo, 15 de marzo de 2009
Crecimiento
Al fin y al cabo, la cuestión no es tan complicada. Cuando uno tiene problemas de forma continuada, sólo tiene que optar entre una limpieza de karma (tengo que averiguar si Cillit Bang sirve), con o sin reiky, o bien una terapia de crecimiento personal. Por dentro, quiero decir: crecimiento por dentro. No jokes.
Esto último es más largo y más costoso, pero tampoco es nada del otro mundo. Sólo hay que echarle voluntad, como a todo. Da igual si eliges la vegetoterapia (u orgonomía) de Wilhem Reich, el análisis bioenergético de Alexander Lowen o la terapia primal de Janov. Por cierto, en este último caso parece evidente que sería más oportuna la terapia afectivo-primal de Claude Aliáis, que a todas luces es más completa.
Llegados a este punto, soy plenamene consciente de las posibles objeciones: por qué no inclinarse por el rebirthing de Leonard Orr, la somaterapia de Freire, el ensueño dirigido de Robert Dessoille, la sofrología de Caycedo, el control mental de Silva o la psiconsíntesis de Assagioli. Muy simple: se diga lo que se diga, no han demostrado su efectividad. Mientras que el análisis trasaccional de Berne (todo el mundo lo dice) tiene una bien probada fama y el psicodrama de Jacob Levi Moreno puede brindarte salidas profesionales, los otros caminos, por no hablar de otros como la terapia Gestalt de Fritz Perls (algo menos -justo es decirlo- en la formulación de Paul Goodman), constituyen mera palabrería.
Esto último es más largo y más costoso, pero tampoco es nada del otro mundo. Sólo hay que echarle voluntad, como a todo. Da igual si eliges la vegetoterapia (u orgonomía) de Wilhem Reich, el análisis bioenergético de Alexander Lowen o la terapia primal de Janov. Por cierto, en este último caso parece evidente que sería más oportuna la terapia afectivo-primal de Claude Aliáis, que a todas luces es más completa.
Llegados a este punto, soy plenamene consciente de las posibles objeciones: por qué no inclinarse por el rebirthing de Leonard Orr, la somaterapia de Freire, el ensueño dirigido de Robert Dessoille, la sofrología de Caycedo, el control mental de Silva o la psiconsíntesis de Assagioli. Muy simple: se diga lo que se diga, no han demostrado su efectividad. Mientras que el análisis trasaccional de Berne (todo el mundo lo dice) tiene una bien probada fama y el psicodrama de Jacob Levi Moreno puede brindarte salidas profesionales, los otros caminos, por no hablar de otros como la terapia Gestalt de Fritz Perls (algo menos -justo es decirlo- en la formulación de Paul Goodman), constituyen mera palabrería.
viernes, 13 de marzo de 2009
Cantiga de Santa María de Alfonso X el Sabio
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores,
mui mais lle praz quando loam seu nome que d'outras loores.
Desto direi un miragre, segundo me foi contado,
que avo a un monge bõo e ben ordin[n]ado
e que as oras desta Virgen dizia de mui bon grado,
e mayor sabor avia desto que d'outras sabores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Este mui bon clerigo era e mui de grado liia
nas Vidas dos Santos Padres e ar mui ben escrivia;
may[s] u quer que el achava nome de Santa Maria
fazia-o mui fremoso escrito con tres colores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
A primeyra era ouro, coor rrica e fremosa
a semellante da Virgen nobre e mui preçiosa;
e a outra d'azur era, coor mui maravillosa
que ao çeo semella quand' é con sas [e]splandores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
A terçeyra chamam rosa, porque é coor vermella;
onde cada a destas coores mui ben semellaa
a Virgen que é rica, mui santa, e que parella
nunca ouv' en fremosura, ar é mellor das mellores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Ond' aqueste nome santo o monge tragia sigo
da Virgen Santa Maria, de que era muit' amigo,
beyjando-o ameude por vençer o emigo
diabo que sempre punna de nos meter en errores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Onde foi a vegada que jazia mui doente
da grand' enfermidade, de que era en possente;
e pero assi jazia, viinna-lle sempre a mente
de seer da Virgen santa un dos seus mais loadores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
O abade e os monges todos veer-o veron,
e poi-lo viron maltreito, un frade con el poseron
que lle tevesse companna; e pois ali esteveron
un pouco, foron-se logo. Mais a Sennor das sennores
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Apareçeu ao frade que o guardav', en dormindo,
e viu que ao leyto se chegava passo yndo,
e dizia-lle: «Non temas, ca te farey ir sobindo
mig' ora a parayso, u veerás os mayores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Ca por quanto tu pintavas meu nome de tres pinturas,
leva[r]-t-ey suso ao çeo, u verás as aposturas,
e eno Livro da Vida escrit' ontr' as escrituras
serás ontr' os que non morren, nen an coitas nen doores.»
A que por gran fremosura e chamada Fror das frores...
Enton levou del a alma sigo a Santa Reynna.
E o frade espertou logo e foy ao leyt' agynna;
e pois que o achou morto, fez sõar a campaynna
segund' estableçud' era polos seus santos doctores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Mantenente o abade chegou y cono convento,
que eram y de companna ben oyteenta ou çento;
e aquel monge lles disse: «Sennores, por cousimentoo
que vi vos direy todo, se m' en fordes oydores.»
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Enton contou o que vira, segundo vos ey ja dito;
e o abade tan toste o fez meteren escrito
pera destruyr as obras do emigo maldito,
que nos quer levar a logo u sempr' ajamos pavores.
Canta y tañe Esther Lamandier . Colocó el vídeo en youtube dtr76.
mui mais lle praz quando loam seu nome que d'outras loores.
Desto direi un miragre, segundo me foi contado,
que avo a un monge bõo e ben ordin[n]ado
e que as oras desta Virgen dizia de mui bon grado,
e mayor sabor avia desto que d'outras sabores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Este mui bon clerigo era e mui de grado liia
nas Vidas dos Santos Padres e ar mui ben escrivia;
may[s] u quer que el achava nome de Santa Maria
fazia-o mui fremoso escrito con tres colores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
A primeyra era ouro, coor rrica e fremosa
a semellante da Virgen nobre e mui preçiosa;
e a outra d'azur era, coor mui maravillosa
que ao çeo semella quand' é con sas [e]splandores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
A terçeyra chamam rosa, porque é coor vermella;
onde cada a destas coores mui ben semellaa
a Virgen que é rica, mui santa, e que parella
nunca ouv' en fremosura, ar é mellor das mellores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Ond' aqueste nome santo o monge tragia sigo
da Virgen Santa Maria, de que era muit' amigo,
beyjando-o ameude por vençer o emigo
diabo que sempre punna de nos meter en errores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Onde foi a vegada que jazia mui doente
da grand' enfermidade, de que era en possente;
e pero assi jazia, viinna-lle sempre a mente
de seer da Virgen santa un dos seus mais loadores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
O abade e os monges todos veer-o veron,
e poi-lo viron maltreito, un frade con el poseron
que lle tevesse companna; e pois ali esteveron
un pouco, foron-se logo. Mais a Sennor das sennores
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Apareçeu ao frade que o guardav', en dormindo,
e viu que ao leyto se chegava passo yndo,
e dizia-lle: «Non temas, ca te farey ir sobindo
mig' ora a parayso, u veerás os mayores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Ca por quanto tu pintavas meu nome de tres pinturas,
leva[r]-t-ey suso ao çeo, u verás as aposturas,
e eno Livro da Vida escrit' ontr' as escrituras
serás ontr' os que non morren, nen an coitas nen doores.»
A que por gran fremosura e chamada Fror das frores...
Enton levou del a alma sigo a Santa Reynna.
E o frade espertou logo e foy ao leyt' agynna;
e pois que o achou morto, fez sõar a campaynna
segund' estableçud' era polos seus santos doctores.
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Mantenente o abade chegou y cono convento,
que eram y de companna ben oyteenta ou çento;
e aquel monge lles disse: «Sennores, por cousimentoo
que vi vos direy todo, se m' en fordes oydores.»
A que por gran fremosura é chamada Fror das frores...
Enton contou o que vira, segundo vos ey ja dito;
e o abade tan toste o fez meteren escrito
pera destruyr as obras do emigo maldito,
que nos quer levar a logo u sempr' ajamos pavores.
Canta y tañe Esther Lamandier . Colocó el vídeo en youtube dtr76.
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Esther Lamandier
jueves, 12 de marzo de 2009
miércoles, 11 de marzo de 2009
martes, 3 de marzo de 2009
La hora exquisita
Reynaldo Hahn compuso esta canción cuando era estudiante del Conservatorio de París; y la cantó por primera vez ante el propio Verlaine, autor de la letra, bellísimo poema que me atrevo a versionar en rojo.
La lune blanche
La luna clara
luit dans les bois.
enciende el verdor.
De chaque branche
De cada vara
part une voix
sale una voz
sous la ramée.
so la enramada.
Ô bien aimée...
Oh bienamada...
L'étang reflète,
Pinta la alberca
profond miroir,
profundo espejo
la silhouette
la estampa fresca
du saule noir
del sauce viejo
où le vent pleure.
do el viento llora.
Rêvons, c'est l'heure.
Soñar ahora.
Un vaste et tendre
Dulce y total
apaisement
sometimiento
semble descendre
quiere bajar
du firmament
del firmamento
que l'astre irise.
que el astro excita.
C'est l'heure exquise!
¡Hora exquisita!
Ninon Vallin canta acompañada por el propio compositor
El contratenor Ph. Jaroussky canta acompañado de Jerome Ducros
La lune blanche
La luna clara
luit dans les bois.
enciende el verdor.
De chaque branche
De cada vara
part une voix
sale una voz
sous la ramée.
so la enramada.
Ô bien aimée...
Oh bienamada...
L'étang reflète,
Pinta la alberca
profond miroir,
profundo espejo
la silhouette
la estampa fresca
du saule noir
del sauce viejo
où le vent pleure.
do el viento llora.
Rêvons, c'est l'heure.
Soñar ahora.
Un vaste et tendre
Dulce y total
apaisement
sometimiento
semble descendre
quiere bajar
du firmament
del firmamento
que l'astre irise.
que el astro excita.
C'est l'heure exquise!
¡Hora exquisita!
Ninon Vallin canta acompañada por el propio compositor
El contratenor Ph. Jaroussky canta acompañado de Jerome Ducros
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lunes, 2 de marzo de 2009
Córdoba, Andalucía, España y la Humanidad
[28 de febrero de 2009. Concierto Día de Andalucía. Miguel Franco, Passacaglia para orquesta. Santiago Báez, Mosaik. Enrique Rueda, Nana. Ángel Andrés Muñoz, Elegía. Dimitri Shostakovich, Sinfonía n. 5. Orquesta de Córdoba. Álvaro Campos, violonchelo. Manuel Hernández Silva, dirección. Gran Teatro de Córdoba. 20:30 horas.]
Formidable concierto el ofrecido por la Orquesta de Córdoba para conmemorar el Día de Andalucía. Sobre el papel, ya eran muchos los alicientes: tres estrenos absolutos (dos de ellos, de autores cordobeses), la actuación como solista de Álvaro Campos… y la programación en la segunda parte de una obra exigente para medir la forma de una orquesta: la Sinfonía n. 5 de Shostakovich.
Sobre el escenario, las expectativas se cumplieron sobradamente y la velada fue vivida por quienes llenábamos el teatro como una serie de gratos descubrimientos y constataciones. El descubrimiento, para muchos, de los talentos compositivos de los cordobeses Santiago Báez y Ángel Andrés Muñoz, el malagueño Enrique Rueda y el murciano Miguel Franco. La constatación de la enorme calidad de Álvaro Campos, de la Orquesta de Córdoba y de su actual director, Manuel Hernández Silva.
Tras una versión lenta y solemne del Himno de Andalucía, la Passacaglia de Miguel Franco llenó el aire del teatro de inquietante melancolía, afecto que, con matices, protagonizaría casi todas las piezas de la velada, en la que acaso pudo echarse en falta algo más de sol. En la tradición de las mejores passacaglie antiguas (Bach) y modernas (Webern), el joven contrabajista y compositor ofreció a nuestra orquesta una obra de altura: atractiva tímbricamente, elaborada en lo formal y, armónicamente, por igual moderna y enraizada en la tradición… Este tipo de lenguaje musical, que algunos llaman “biensonante” por oposición a la vanguardia radical o “vanguardia sin público”, siguió escuchándose (por supuesto, con la voz característica de las diferentes personalidades de cada creador) en el excelente Tríptico para cello y orquesta que completó la primera parte. Comenzó éste con la obra del más joven de los autores de la noche (Santiago Báez nació en 1982), cuya rapsodia Mosaik, inspirada en el Salón de los Mosaicos del Alcázar de Córdoba, aportó, junto a un paréntesis al tono elegíaco que caracterizaba la velada, uno de los mejores momentos creativos del concierto. La Nana de Enrique Rueda (tabla central del tríptico) hizo brillar en Álvaro Campos la que es, junto con otras muchas, su principal cualidad como chelista. En su currículo aparece formulada en dos palabras: “exactitud emocional”. Así sonó en su instrumento la melodía de nana sefardí en que se basa el que acabaría siendo movimiento central del Concierto para violonchelo y orquesta del compositor malagueño. La obra que cerró la actuación del solista y la primera parte del concierto fue otra agradable sorpresa, salida del talento de un músico cordobés excepcional, al que conocíamos más por sus incursiones en el jazz y sus posibilidades de fusión con las músicas andaluzas. En Elegía, Ángel Andrés Muñoz construye un poema lleno de misterio conjugando estilemas románticos y nacionalistas.
El aire de angustia nerviosa y doliente con que se inicia la monumental sinfonía de Shostakovich sonó sobre el comentario de alguien cercano a mi butaca: “¿Y por qué no Falla o Turina?”. La Orquesta de Córdoba y su director se encargaron de dar una respuesta plausible en los casi cincuenta minutos que siguieron. Parecían decir, compás a compás y movimiento a movimiento, que querían mostrarnos lo que son capaces de hacer con esta sinfonía que parece un mundo o una historia del mundo; que parece recorrer todos los registros que van de lo popular (la fiesta del último movimiento, el divertimento del segundo) a lo culto, de lo vulgar a lo sublime (el Largo), de la angustia a la redención. Desde más adentro de los acentos que distinguen a los pueblos, un músico (casualmente ruso, casualmente muerto en 1975) y quienes lo revivieron para nosotros el sábado, nos hablaron con el alma.
Formidable concierto el ofrecido por la Orquesta de Córdoba para conmemorar el Día de Andalucía. Sobre el papel, ya eran muchos los alicientes: tres estrenos absolutos (dos de ellos, de autores cordobeses), la actuación como solista de Álvaro Campos… y la programación en la segunda parte de una obra exigente para medir la forma de una orquesta: la Sinfonía n. 5 de Shostakovich.
Sobre el escenario, las expectativas se cumplieron sobradamente y la velada fue vivida por quienes llenábamos el teatro como una serie de gratos descubrimientos y constataciones. El descubrimiento, para muchos, de los talentos compositivos de los cordobeses Santiago Báez y Ángel Andrés Muñoz, el malagueño Enrique Rueda y el murciano Miguel Franco. La constatación de la enorme calidad de Álvaro Campos, de la Orquesta de Córdoba y de su actual director, Manuel Hernández Silva.
Tras una versión lenta y solemne del Himno de Andalucía, la Passacaglia de Miguel Franco llenó el aire del teatro de inquietante melancolía, afecto que, con matices, protagonizaría casi todas las piezas de la velada, en la que acaso pudo echarse en falta algo más de sol. En la tradición de las mejores passacaglie antiguas (Bach) y modernas (Webern), el joven contrabajista y compositor ofreció a nuestra orquesta una obra de altura: atractiva tímbricamente, elaborada en lo formal y, armónicamente, por igual moderna y enraizada en la tradición… Este tipo de lenguaje musical, que algunos llaman “biensonante” por oposición a la vanguardia radical o “vanguardia sin público”, siguió escuchándose (por supuesto, con la voz característica de las diferentes personalidades de cada creador) en el excelente Tríptico para cello y orquesta que completó la primera parte. Comenzó éste con la obra del más joven de los autores de la noche (Santiago Báez nació en 1982), cuya rapsodia Mosaik, inspirada en el Salón de los Mosaicos del Alcázar de Córdoba, aportó, junto a un paréntesis al tono elegíaco que caracterizaba la velada, uno de los mejores momentos creativos del concierto. La Nana de Enrique Rueda (tabla central del tríptico) hizo brillar en Álvaro Campos la que es, junto con otras muchas, su principal cualidad como chelista. En su currículo aparece formulada en dos palabras: “exactitud emocional”. Así sonó en su instrumento la melodía de nana sefardí en que se basa el que acabaría siendo movimiento central del Concierto para violonchelo y orquesta del compositor malagueño. La obra que cerró la actuación del solista y la primera parte del concierto fue otra agradable sorpresa, salida del talento de un músico cordobés excepcional, al que conocíamos más por sus incursiones en el jazz y sus posibilidades de fusión con las músicas andaluzas. En Elegía, Ángel Andrés Muñoz construye un poema lleno de misterio conjugando estilemas románticos y nacionalistas.
El aire de angustia nerviosa y doliente con que se inicia la monumental sinfonía de Shostakovich sonó sobre el comentario de alguien cercano a mi butaca: “¿Y por qué no Falla o Turina?”. La Orquesta de Córdoba y su director se encargaron de dar una respuesta plausible en los casi cincuenta minutos que siguieron. Parecían decir, compás a compás y movimiento a movimiento, que querían mostrarnos lo que son capaces de hacer con esta sinfonía que parece un mundo o una historia del mundo; que parece recorrer todos los registros que van de lo popular (la fiesta del último movimiento, el divertimento del segundo) a lo culto, de lo vulgar a lo sublime (el Largo), de la angustia a la redención. Desde más adentro de los acentos que distinguen a los pueblos, un músico (casualmente ruso, casualmente muerto en 1975) y quienes lo revivieron para nosotros el sábado, nos hablaron con el alma.
Antonio Torralba.
[Publicado hoy en El Día de Córdoba]
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