Es fácil sentirse cerca de Félix de Azúa leyendo, por ejemplo, su último artículo publicado en
El País (
aquí): uno no le pondría más objeciones que aquellas que el propio autor podría ponerle en el caso hipotético de que alguno de sus gustos no encajara con la teoría.
Pero sobre todo es imposible no sentirse cerca de Azúa viendo que, para su blog, el profesor catalán se ha retratado ¡al lado de mi casa!
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