CERVANTES Y LA MÚSICA 217
LA VOZ ATIPLADA
"—¡Por Dios!, Luis —replicó Loaysa, que ya sabía el nombre del negro—, que si vos diésedes traza a que yo entrase algunas noches a daros lición, en menos de quince días os sacaría tan diestro en la guitarra, que pudiésedes tañer sin vergüenza alguna en cualquiera esquina; porque os hago saber que tengo grandísima gracia en el enseñar, y más, que he oído decir que vos tenéis muy buena habilidad; y, a lo que siento y puedo juzgar por el órgano de la voz, que es atiplada, debéis de cantar muy bien."
(EL CELOSO EXTREMEÑO)
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