jueves, 27 de diciembre de 2007

Brevísima antología para acercarse a Góngora

A diferencia de su nariz, que (cosas de la genética) sigue paseándose al frente de muchas cabezas cordobesas, la poesía de Góngora resuena poco en los aposentos interiores de esas mismas molleras. Han ido quedando sobre la poesía de don Luis algunos topiquillos que no vamos a reproducir aquí por lo mismo, pero que dificultan sin duda el acercamiento al arte gongorino por parte de mucha población instruida.

I.- Piropeando:

Virgen tan bella que hacer podría
tórrida la Noruega con dos soles
y blanca la Etíope con dos manos.
(Soledad Primera, 783-5)

II.- Como no llegó al mar, su historia quedó escrita en:

los anales diáfanos del viento
(Soledad Segunda, 143)

III.- Naturaleza en movimiento: olfateando el aire:

conejuelos que, el viento consultado,
salieron retozando a pisar flores,
(Soledad Primera, 279-280)

IV.- Secándo el náufrago su ropa:

Desnudo el joven, cuanto ya el vestido
Oceano ha bebido
restituir le hace a las arenas;

y al Sol lo extiende luego,
que, lamiéndolo apenas
su dulce lengua de templado fuego,
lento lo embiste, y con suave estilo
la menor onda chupa al menor hilo.

(Soledad Primera, 34-41)

V.- Un buho:

Grave, de perezosas plumas globo
(Soledad Segunda, 791)

VI.- Un beso (y hay que buscarlo para ver cómo sigue) a pesar de no querer Cupido:

No a las palomas concedió Cupido
juntar de sus dos picos los rubíes,
cuando al clavel, el joven atrevido,
las dos hojas le chupa, carmesíes.
(Polifemo, XLII)

VII.- Podría ser lo que siguiera (pero no: esto es de otro sitio):

que, siendo Amor una deidad alada,
bien previno la hija de la espuma
a batallas de amor campo de pluma.
(Soledad Primera, 1099-1101)

VIII.- Una cueva:

De este, pues, formidable de la tierra
bostezo, el melancólico vacío
(Polifemo, VI)

IX.- No sólo un reloj:

Las Horas ya, de números vestidas,
(Soledad Segunda, 678)

X.- Más de lo mismo:

Peligro corres, Licio, si porfías
en seguir sombras y abrazar engaños
Mal te perdonarán a ti las horas;
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años.
(De la brevedad engañosa de la vida, 10)

XI.- Despertar con pajaritos (o con Radio Clásica, por ejemplo):

Durmió, y recuerda al fin cuando las aves,
esquilas dulces de sonora pluma,
señas dieron süaves
del Alba al Sol, ...
(Soledad Primera, 176-179)

XII.- Asustarse con pajarracos (despertares COPE):

infame turba de nocturnas aves,
gimiendo tristes y volando graves
(Polifemo, V)

XIII.- El águila real a la manera de Rodríguez de la Fuente:

No el ave reina, así el fragoso nido
corona inmóvil, mientras no desciende
- rayo con plumas - al milano pollo
que la eminencia abriga de un escollo,
(Polifemo, XXXIII)

y XIV.- Gritillos de rapaces:

Aunque ociosos, no menos fatigados,
quejándose venían sobre el guante
los raudos torbellinos de Noruega
(Soledad Segunda, 971-3)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra delicia. Se agradece que la música sonora se alterne con la escrita. Ese maravilloso Góngora, un absoluto maestro de la música... Si te traes a San Juan, completarás el cuadro con la música del alma.
Beso agradecido.

Antonio Torralba dijo...

¡Gracias a ti! Se me olvidó aquello del Polifemo: ¡Qué bonito ojo tienes en medio de esas dos cejas!

Dani dijo...

Me ha gustado mucho la de
conejuelos que, el viento consultado,
salieron retozando a pisar flores.

Luego está la versión para adultos que sería:

Conejuelos que, el miembro consultado, salieron rezumando a pisar pelos

Antonio Torralba dijo...

Jajajajajajaja