Creo que fue en el primer año de la facultad cuando la profesora de francés nos llevó a ver esta película (Molière de Arianne Mnouchkine), que me impactó enormemente. Conocíamos al autor de la banda sonora (René Clémencic) por los programas de Radio 2 de Alejandro Massó. Y al Théatre du Soleil porque el propio Massó, a quien fuimos a visitar el verano anterior en la Academia de Órgano de Paredes de Nava, nos buscó un trabajillo de tramoyistas en el Festival de La Granja en que actuaban. ¿Eran ellos, realmente? Ya no me acuerdo. Bueno, a lo que iba. La escena final de la película lleva el único fragmento musical que no es de Clemencic, sino de Purcell: la famosa aria de la escena del frío del Acto III de The King Arthur.
COLD GENIUS
What power art thou, who from below
Hast made me rise unwillingly and slow
From beds of everlasting snow?
See'st thou not how stiff and wondrous old,
Far unfit to bear the bitter cold,
I can scarcely move or draw my breath?
Let me, let me freeze again to death.
GENIO DEL FRIO
¿Qué poder tienes que, contra mi voluntad,
me has hecho levantarme
de las profundidades de nieve eterna?
¿No ves que, rígido y demasiado viejo,
incapaz de soportar el rigor del frío,
apenas puedo moverme y respirar?
¡Déjame, déjame morir de frío!
¡Qué emocionante esa subida de escaleras interminable sólo aliviada por recuerdos de las anteriores tres horas de película! Barroco al cuadrado. Es una pena que no se vean bien los colores. El rojo de la sangre sobre el blanco del maquillaje.
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